Hamas y el desprecio a la vida
Israel, como toda nación, tiene derecho a defenderse de cohetes que acechan indiscriminadamente a su población. Todo niño, mujer y hombre en Israel quiere la paz, pero resulta difícil que piensen primero que nada en la paz, mientras sus casas están siendo bombardeadas.
Oren Geron es Primer secretario y portavoz de la Embajada de Israel en Chile.
Desde que en junio de 2014 Hamas secuestró y asesinó a tres jóvenes israelíes, más de 2.350 cohetes han sido lanzados desde la Franja de Gaza hacia centros de población civil en Israel. Afortunadamente, gracias a los sistemas tecnológicos israelíes, la mayor parte de los cohetes que iban a impactar zonas urbanas fueron interceptados en el aire.
Si bien es cierto que el objetivo de los cohetes lanzados desde Gaza son los ciudadanos judíos, quienes conforman la mayoría de la población israelí, el hecho de que estos cohetes no tengan sistemas de navegación los hacen potencialmente peligrosos también para los cristianos, árabes y palestinos que viven en Israel. El hábito de Hamas de lanzar cohetes indiscriminadamente hacia poblaciones civiles es un crimen de guerra, que se enmarca en su permanente irrespeto a la legalidad internacional.
Hamas, es un movimiento fundamentalista islámico fundado por el jeque Ahmed Yasin en 1987. Es considerada una organización terrorista por parte de EEUU, la Unión Europea, Canadá, Reino Unido, Australia y Egipto, entre otros países. Su objetivo es la creación de un estado islámico en todo el territorio de Israel, cuyo derecho a existir no reconoce, por lo que promueve la eliminación de todos los judíos que viven en este territorio.
De hecho, su carta fundacional señala que “’Israel existirá, y continuara existiendo, hasta que el Islam lo destruya, de la misma manera que destruyó a otros en el pasado” y también expresa que “El Día del Juicio no llegará hasta que los musulmanes no luchen contra los judíos y les den muerte. Entonces, los judíos se esconderán detrás de las rocas y los árboles, y éstos últimos gritarán: ‘¡Oh musulmán!, un judío se esconde detrás de mí, ven a matarlo’” (Artículo 7).
No solo los judíos están en la mira de Hamas, sino también cristianos y otros grupos no islámicos, tal como quedó reflejado un video transmitido por el canal televisivo de Hamas “El aqsa”: “Alá, derrota a tus enemigos, y los enemigos de la religión en todas partes. Golpea a los judíos y sus simpatizantes, a los cristianos y sus partidarios, y a los comunistas y sus seguidores. Alá, cuéntalos y mátalos uno a uno, y no dejes ni uno solo”.
Israel ha dicho repetidamente que detendrá la Operación Margen protector tan pronto como Hamas pare de lanzar misiles hacia centros de población civil en Israel. De hecho, Israel aceptó la propuesta de tregua de Egipto, de la Liga Árabe, de la ONU y de la propia Autoridad Palestina, mientras que Hamás se ha negado a cualquier alto el fuego. Incluso durante la tregua humanitaria, Hamas continúa lanzando misiles contra Israel.
Hay quienes justifican el accionar de Hamas por la “ocupación israelí”. Pero si nos ceñimos a los hechos, Israel, liderado por el ex primer ministro Ariel Sharon, abandonó totalmente la Franja de Gaza en agosto de 2005.
Otros dicen que el detonante es el “bloqueo económico de Gaza”. Pero el hecho es que el bloqueo se limita al control de los embarques que ingresan, paras evitar el tráfico de armas. Prueba de ello es la red de túneles que Hamas construyó desde que Israel salió de Gaza, utilizando miles de metros cúbicos de cementos, arenas, piedras y fierro.
Las últimas dos semanas han sido una pérdida deplorable de vidas en ambos lados. Israel lamenta profundamente toda pérdida de vidas y pone todos sus esfuerzos en evitarlas. Desafortunadamente, no se puede decir lo mismo de Hamas, que usa a la población palestina de Gaza como escudos humanos, en un evidente acto de desprecio por la vida humana. Hamas aspira a crear un estado fundamentalista islámico y sacrificara a su propia población para conseguir este objetivo. Israel, como toda nación, tiene derecho a defenderse de cohetes que acechan indiscriminadamente a su población. Todo niño, mujer y hombre en Israel quiere la paz, pero resulta difícil que piensen primero que nada en la paz, mientras sus casas están siendo bombardeadas.