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Actualizado el 25 de Noviembre de 2020

Haití. 3 momentos en 6 años

Hoy, estamos reconstruyendo la escuela República de Chile en Haití, que se cayó por el terremoto del 2010, que dejó a más de 584 niñas estudiando en muy malas condiciones. Ahora comenzará una etapa de diagnóstico donde se recogerán las necesidades educativas de la comunidad, para armar un proyecto en conjunto donde nuestros profesionales voluntarios/as puedan trabajar acorde al verdadero foco para y con ellos.

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Freddy Yáñez es Constructor Civil. Profesional voluntario retornado de Haití, de Fundación América Solidaria. Actual Director Proyecto Reconstruyendo Educación América Solidaria Haití.

2009    

Dejo atrás comodidades, el camino que está escrito, para el que me preparé 5 años, dejo atrás la construcción de edificios de departamentos y de centros comerciales, dejo atrás a mi familia, a mis amigos/as, a mi Santiago querido. Dejo atrás la posibilidad de tener los lujos que nunca necesité, el auto que nunca quise y el “sueño de la casa propia” de mi madre, al menos, por un año.

Cambio tacos por blokis y los pacos por polis.

Cambio porotos por los pwa y un Dios por muchos lwa.

Calor intenso, humedad no conocida, sin habla por un mes o más, los colores más intensos, los taptap (micros) multicolores, los mangos más dulces, la vida que se va de las manos. Música fuerte en volumen y raíces, sonrisas fáciles, el valor del día a día, la muerte, hedor que cala el cerebro. Historias de África y de tainos, de esclavitud y cansancio. Una isla dividida en dos, por dos culturas muy diferentes. Los primeros “descubiertos” por Colón, los primeros negros libres del mundo, orgullosos de haber prestado apoyo a Bolívar en la gesta independentista, intervenciones de Estados Unidos, una dictadura brutal de Papa Doc y su hijo Baby Doc, la “nación de las ONGs”, golpes de estado por doquier, Misión de Naciones Unidas en curso desde hace unos años, desforestación enorme, altos índices de pobreza, el país más pobre del continente económicamente hablando.

Abrumado, pero esperanzado en los cambios que en un año se puedan generar.

2012

– “Yo aquí esperando…. Ya sabes, no hay mucho que hacer. Plantar, cosechar, vender… si es que el clima y el agua acompañan” –

– “Yo bien, han estado movidos estos años. Cuando terminamos el proyecto a fines del 2009, volví a mi país, intenté irme a hacer un curso a España, pero no resultó. Vino el terremoto de ustedes y el nuestro, me quedé en Chile, armé con amigos una ONG y con otros un Centro Cultural, apoyé a un Movimiento Social, trabajé en una inmobiliaria. Luego me invitaron a Argentina a conocer la experiencia cooperativista. También fui a Uruguay por eso y al año decidí irme a vivir a Bolivia hasta que me llamaron para volver… Pero tú, ¿qué más cuentas?” –

– “Nada amigo, ya sabes, esperando, la cosa no está fácil después del terremoto” –

“Es cierto, a dos años y medio del terremoto, poco se deja ver de las numerosas muestras de solidaridad que se anunciaron en 2010. El mundo entero se cuadró con su solidaridad y enormes sumas de dinero para Haití, pero poco ha pasado. La plata nunca salió desde los donantes o se perdió en el camino. La mayoría de ese millón y medio de personas que perdió su vivienda, aún viven en campamentos, en realidad ni para campamentos les da el nombre, la mayoría vive en carpas en espacios públicos y privados dónde se está propagando cólera…

Parece que el mundo y la cooperación internacional no estuvieron a la altura de las expectativas”-

Mientras pensaba mi querido amigo Pierre me interrumpió.

– ¿A qué volviste amigo, traes un nuevo proyecto? –

No supe que responder.

– Eso espero, porque nosotros seguimos esperando – me dijo.

2015

“¿Pero cómo?, no puedes traer un edificio prefabricado en Chile, preparado por chilenos/as y luego traer chilenos a construir a Haití, no. Amigo, el desafío del proyecto no es diseñar y construir infraestructura, no. El desafío es diseñar y construir una relación entre Chile y Haití, una relación basada en el respeto. Nosotros agradecemos tu apoyo, el apoyo de Chile, pero merecemos respeto. Este es nuestro país, ustedes van y vienen, los sueños a concretar deben ser los nuestros, no los de ustedes. Yo no quiero un Haití “desarrollado” como Chile. Si quieres seguir trabajando acá es con y para nosotros, trabaja con profesionales haitianos para evitar que se vayan a otros países, contrata empresas locales para que el dinero se queda acá. Yo no entiendo a esos países que ayudan ayudándose a sí mismos. Esos que si quieren darnos agua, prefieren comprarla en sus países a 3 dólares y traerla, en vez de comprarla acá a 1 dólar. Esos que quieren cambiar nuestras reglas laborales para venir por mano de obra barata. De verdad no los entiendo o, en realidad, no comparto su forma de cooperar”.

Hoy, estamos reconstruyendo la escuela República de Chile en Haití, que se cayó por el terremoto del 2010, que dejó a más de 584 niñas estudiando en muy malas condiciones. Ahora comenzará  una etapa de diagnóstico donde se recogerán las necesidades educativas de la comunidad, para armar un proyecto en conjunto donde nuestros profesionales voluntarios/as puedan trabajar acorde al verdadero foco para y con ellos. Nosotros/as en América Solidaria estamos convencidos que donde se requiere justicia,  hace falta la fuerza del trabajo,  el respeto, la empatía y el involucramiento. Con el tiempo hemos aprendido que no lograremos proyectos sociales exitosos, sino involucramos a la comunidad y aprendemos junto a ellos/as a construir según las necesidades de todos/as y potenciar nuestras  capacidades. El mayor aprendizaje que hemos tenido del pueblo haitiano proviene de su dicho “Déyé món, gen món” (Después del monte, hay más montes), porque cada proceso tiene sus tiempos y aprendizajes.

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