Seis razones por las que este terremoto cobró menos víctimas, según The New York Times
Si se analizan sólo los datos estadísticos, cabe hacerse la siguiente pregunta: ¿cómo un terremoto de esta magnitud haya sido tan "inofensivo" en términos de vidas humanas?
El terremoto y posterior sismo del pasa miércoles 16 de septiembre provocó la atención de los medios internacionales. Y lo que menos se explican, es que sólo hayan muerte 13 personas. Esto porque se trata de una cifra bastante menor comparada con otros sismos de magnitudes similares pero que dejaron muchos más fallecidos: Por ejemplo el 7,8 de Nepal que cobró la vida de 9 mil personas, o incluso el 8,8 producido en 2010 que dejó a 525 personas sin vida.
Si bien se trata igualmente de una tragedia, por el sufrimiento que provoca en las familias, si se analizan sólo los datos estadísticos, cabe hacerse la siguiente pregunta: ¿cómo un terremoto de esta magnitud haya sido tan “inofensivo” en términos de vidas humanas?
La interrogante la quisieron responder desde el medio estadounidense The New York Times, que examinó los hechos y determinó 6 razones por las cuales el último gran sismo que afectó a Chile no resultó más catastrófico. Algunas fueron afortunadas coincidencias, otras, méritos preventivos que no deben dejar de reconocerse.
A continuación, estos son los 6 argumentos del NYT:
1. Este terremoto no fue tan poderoso
Aunque el terremoto de Coquimbo fue bastante fuerte con una magnitud de 8.4, liberó sólo un tercio de la energía del sismo 8.8 que afectó a Chile en 2010, que fue uno de los más violentos registrados en las últimas décadas. Recordemos que la magnitud de los terremotos se mide en una escala logarítmica (esto es, que se duplica, triplica y así consecutivamente según su escala).
2. Afectó un área más focalizada
El terremoto de 2010 afectó una vasta zona del área centro-sur de Chile, incluyendo grandes ciudades y áreas densamente pobladas, incluyendo establecimientos llenos de veraneantes. En aquella ocasión, al menos un tercio de la costa del país sufrió daños considerables debido al tsunami, e incluso se produjeron daños en lugares tan lejanos como San Diego, California, o Tokio, en Japón. Prácticamente todo Chile quedó sin energía eléctrica.
Por el contrario, el terremoto del miércoles afectó un área en particular y menos poblada, que fue la Región de Coquimbo.
3. Los habitantes costeros estaban mejor preparados
Tras el terremoto de 2010, se han organizado simulacros de maremotos, evacuaciones preventivas y las rutas de evacuación están claramente demarcadas a lo largo de la costa. Como resultado, aunque el tsunami provocó graves daños en ciudades costeras y puertos, muy poca gente estaba en el camino de las olas cuando estas arribaron. De hecho ya en 2014, cuando un terremoto de magnitud 8.2 afectó el extremo norte de Chile, las zonas costeras fueron evacuadas de forma rápida y eficiente.
4. Las alarmas se gatillaron rápidamente
En 2010 no se advirtió la llegada de un tsunami y, peor aún, el gobierno advirtió de forma prematura a la gente que podía regresar a sus hogares. Los habitantes de las zonas costeras sabían de antemano que debían escapar a lugares altos, pero muchos veraneantes no.
Desde entonces las autoridades gubernamentales han sido en extremo cautelosas de advertir a la población sobre los riesgos, decretando evacuaciones preventivas inmediatas, tal como se pudo observar en 2014 y en el sismo de esta semana.
5. Se reforzaron normas de construcción que ya eran estrictas
En países pobres como Haití o Nepal, los terremotos de gran magnitud suelen ser devastadores en términos de víctimas fatales, con miles de personas muertas por derrumbes de edificios, puentes y represas. Chile solía ser uno de ellos, pero décadas de prosperidad permitieron reforzar los estándares de construcción, a la vez que sus amargas experiencias le llevaron a usar esquemas de seguridad similares a los que se utilizan en California.
Debido a esto, las construcciones modernas en Chile resisten bastante bien los remezones, aunque las estructuras patrimoniales y las de zonas rurales todavía son bastante vulnerables a los sismos.
6. Se mejoró la respuesta ante las emergencias
Desde 2010, el Centro Sismológico Nacional de Chile opera las 24 horas, todos los días del año, así como muchas de las oficinas regionales de emergencias. También han marcado una diferencia el tener un sistema de monitoreo de nivel del mar más robusto y mejores procedimientos para coordinar los esfuerzos de organismos de ayuda públicos y privados.