“Estaba helado y no gesticulaba”: el relato del guardia civil que rescató un bebé durante la crisis migratoria en España
El oficial es uno de los ocho miembros que componen el Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS) de Ceuta y estuvo dos días en el agua junto a sus compañeros.
La impactante imagen de un bebé al que Juan Francisco Valle, un guardia civil de España, salvó de ahogarse en medio de la crisis migratoria que vive Europa dio la vuelta al mundo y provocó conmoción en las redes sociales.
El hombre, de 41 años, es uno de los ocho miembros que componen el Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS) de Ceuta y estuvo dos días en el agua junto a sus compañeros.
“Hemos dormido entre ocho o diez horas en total desde el domingo”, indicó en una entrevista a El País, tras regresar del trabajo en las aguas fronterizas de España y Marruecos.
“Cogimos al bebé, estaba helado, frío, no gesticulaba”, agregó conmovido al medio español.
Según explicó, cuando sacó al bebé del agua estaba “rígido, blanco”, por lo que no estaba seguro si es que “estaba vivo o muerto”. El medio añade en la nota que el niño está a salvo, aunque no se ha revelado dónde ni con quién se encuentra.
El guardia civil encontró al bebé amarrado a la espalda de su madre, quien intentaba alcanzar la costa española, tal como muchos de sus compatriotas.
“Nuestro trabajo habitual consiste en recuperar cuerpos de muertos en las aguas, ya sean del mar, de un pantano o de un río”, relató Valle.
Sin embargo, debido a la crisis migratoria vivida esta semana en la frontera de España con Marruecos, aseguró que han tenido que rescatar personas vivas “de todas las edades, en todas las condiciones, y discriminar entre tanta gente en el agua quién requería más urgentemente nuestra ayuda”.
Juan Francisco Valle narró que han encontrado a muchos padres y madres con sus hijos amarrados “como podían”.
“Estábamos atentos a todas las personas que creíamos que no iban a ser capaces de llegar desde donde querían salir hasta la zona española. Iban en flotadores de juguete, con botellas vacías, con lo que fuera. Algunos llevaban chalecos como de corcho mal colocados que, en lugar de mantenerles la cabeza a flote, les provocaba el efecto contrario”, recordó.