Bachelet señala que muertes en el Mediterráneo son “prevenibles” e insta a actuar a la Unión Europea
Solo en la zona central del Mediterráneo han muerto este año unas 630 personas, según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
La Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, pidió a la Unión Europea una reforma urgente de las políticas de búsqueda, rescate y acogida de migrantes y refugiados en el Mediterráneo central, toda vez que “la verdadera tragedia es que gran parte del sufrimiento y las muertes son prevenibles”.
Bachelet, que hizo extensible también su mensaje al Gobierno de unidad libio, publicó un informe crítico con el que ha querido recordar que hay personas que se ahogan “porque la ayuda llega demasiado tarde o nunca llega”.
Solo en la zona central del Mediterráneo han muerto este año unas 630 personas, según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
“Quienes son rescatados a veces se ven obligados a esperar días o meses para desembarcar o, cada vez más a menudo son devueltos a Libia”, lamentó Bachelet, para luego recordar que este último país no puede ser en ningún caso “un puerto seguro” debido al “ciclo de violencia” que aún arrastra desde la caída del régimen de Muamar Gadafi en 2011.
El informe constata que las muertes constantes en el Mediterráneo no son “una anomalía trágica”, sino “la consecuencias de decisiones políticas concretas por parte de las autoridades libias, los Estados miembro y las instituciones de la Unión Europea y otros actores”.
En este sentido, la oficina de Derechos Humanos de la ONU afea la reducción de los equipos de búsqueda y los obstáculos impuestos a las actividades de las ONG, a lo que se sumaría los problemas para el desembarco en Europa de los migrantes que tienen tanto los barcos de dichas organizaciones como otras embarcaciones privadas que puedan brindar ayuda a personas en peligro.
Según la ONU, la Unión Europea ha delegado gran parte de su responsabilidad en la Guardia Costera libia sin tener en cuenta cuestiones de Derechos Humanos, lo que sólo en 2020 se tradujo en la devolución de más de 10.300 migrantes al país del que habían salido.
“Todos coincidimos en que nadie debería sentirse obligado a arriesgar su vida o la de sus familias en embarcaciones precarias en busca de seguridad y dignidad”, pero “la respuesta no puede ser simplemente impedir las salidas desde Libia o hacer que sus viajes sean más desesperados y peligros”, señaló Bachelet, quien se refirió a una “indiferencia letal” contra los migrantes.
“Hasta que no haya canales migratorios seguros, accesibles y regulares, la gente seguirá intentando cruzar el Mediterráneo central, sin importarle los peligros o consecuencias”, por lo que pidió “solidaridad” no solo con ellos sino también con los países que están “en primera línea” como Italia y Malta, para que no asuman una “responsabilidad desproporcionada”.