Los detalles de la alianza entre General Motors y Lockheed Martin para crear un vehículo lunar para astronautas de la NASA
El desafío apunta a desarrollar en conjunto un vehículo con capacidades innovadoras que permita explorar la superficie lunar de una manera sin precedentes, y así apoyar descubrimientos en lugares donde los humanos nunca han llegado.
Tras años alejados de nuestro satélite natural, la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA, por sus siglas en inglés) dio a conocer en 2019 su interés de volver a la Luna de la mano del programa Artemis, en cuya fase final (Artemis III) -que tendría lugar en 2024- se concretaría la primera misión tripulada. Y si bien han habido algunos retrasos que podrían extender dichos plazos, lo cierto es que el camino de regreso a la Luna ya está trazado.
Dentro este contexto, y considerando que tras este primer viaje se espera que se lleven a cabo misiones tripuladas cada año, General Motors Co. (GM) y la empresa aeroespacial Lockheed Martin sellaron una alianza que busca desarrollar una nueva generación de vehículos que sean capaces de transportar a los astronautas de la NASA en la superficie de la Luna.
Con estos vehículos, se pretende facilitar las exploraciones que eventualmente se realicen en el satélite natural. Y para ello, la NASA ha desafiado a la industria automotriz a dar un paso más allá y los instó a desarrollar un vehículo de terreno lunar (LTV) que permita a los astronautas explorar la superficie lunar y llegar más lejos nunca, siendo el LTV el primero de muchos nuevos tipos de vehículos que serán necesarios para cumplir los objetivos que plantea el ambicioso programa Artemis.
Alcances del proyecto
GM y Lockheed Martin aceptaron este desafío y se unieron para crear en conjunto un vehículo con capacidades innovadoras, aprovechando su experiencia y know how en ingeniería, desempeño, tecnología y confiabilidad, y el cual apunta precisamente a que los astronautas de la NASA puedan explorar la superficie lunar de una manera sin precedentes, y así apoyar descubrimientos en lugares donde nunca se ha llegado.
“Esta alianza reúne la poderosa innovación de ambas empresas para crear una clase de vehículos transformadora”, destacó Rick Ambrose, vicepresidente ejecutivo de Lockheed Martin Space.
Específicamente, Lockheed Martin liderará al equipo, aprovechando sus más de 50 años de historia de trabajo con la NASA en el desarrollo de naves espaciales robóticas, como fue el caso de la nave espacial de exploración Orion de la NASA para Artemis, entre otras.
“La movilidad sobre la superficie es fundamental para permitir y mantener la exploración de la superficie lunar a largo plazo. Estos rovers de próxima generación ampliarán de forma drástica el alcance de los astronautas, a medida que realicen investigaciones científicas de alta prioridad en la Luna que, en última instancia, afectarán la comprensión de la humanidad sobre nuestro lugar en el sistema solar”, explicó Ambrose.
Mientras que General Motors, conocida en Chile por su marca de autos Chevrolet, es un referente mundial en tecnologías de baterías eléctricas y sistemas de propulsión, y utilizará su tecnología autónoma para facilitar operaciones más seguras y eficientes en la Luna.
Los sistemas autónomos y de autoconducción permitirán a los vehículos exploradores prepararse para aterrizajes con humanos, además de proporcionar servicios de carga útil comercial y mejorar el rango y la utilidad de las cargas útiles en los experimentos científicos.
“General Motors hizo historia al aplicar tecnologías e ingeniería avanzadas para desarrollar el vehículo Lunar Rover, que los astronautas del Apolo 15 condujeron en la Luna. Y trabajando junto con Lockheed Martin y su experiencia en exploración del espacio profundo, planeamos apoyar a los astronautas estadounidenses en la Luna una vez más”, agregó Alan Wexler, vicepresidente senior de Innovación y Crecimiento de General Motors.
Pero, a diferencia de los rovers Apolo, que únicamente viajaron 7.6 kilómetros (4.7 millas) desde el lugar de aterrizaje, los vehículos lunares de esta nueva generación están siendo diseñados para atravesar distancias considerablemente mayores y, de esta manera, soportar las primeras excursiones de los astronautas de la NASA hacia el Polo Sur de la Luna, donde es más frío y oscuro y se trata de un terreno más accidentado.