Brasil elige nuevo presidente este domingo en un clima de alta polarización
Un total de once candidatos disputan las elecciones presidenciales de Brasil, pero solo dos tienen grandes posibilidades de llegar a la segunda vuelta, de acuerdo con las encuestas: el ex presidente Lula da Silva y el actual mandatario Jair Bolsonaro.
Ocho de cada diez brasileños dicen que votarán por uno de ellos este domingo, según el Instituto Datafolha, lo que dejará poco espacio para los otros postulantes.
En lugar de nuevas propuestas o programas detallados, los dos favoritos en la carrera han insistido, sobre todo, en sus experiencias y en los ataques mutuos.
Lo que se juega Brasil en la elección presidencial
La cientista política de la Pontificia Universidad Católica de Sao Paulo, Rose Segurado cree que estas elecciones son las más competitivas de Brasil desde que el país puso fin a la dictadura militar, en 1985. “Lo que está en juego es la democracia. Ese es el punto. Hubo elecciones disputadas anteriormente, pero siempre en una dinámica democrática. Lo que tenemos este año es que, dependiendo del resultado, puede significar la consolidación de un proceso de quiebre democrático. En verdad, ese proceso, de alguna manera, ya está vigente, pero una reelección de Bolsonaro profundizará los ataques constantes que el candidato ha realizado a las instituciones democráticas”, asegura a EL DÍNAMO desde Brasil.
Estas elecciones podrían marcar también el regreso de la cuarta democracia más grande del mundo a un gobierno de izquierda después de cuatro años de políticas conservadoras de derecha.
Jair Bolsonaro ha sido bastante criticado también por su manejo de la pandemia de COVID-19 —que ya mató a casi 700 mil personas— y por una economía en crisis.
Las encuestas muestran a Lula da Silva con una ventaja dominante y que podría, incluso, darle una victoria en primera vuelta, sin necesidad de un balotaje.
Muchos políticos y celebridades hicieron campaña para que las elecciones se definan este domingo y uno de los principales argumentos es la disminución de la violencia política, que ha estado presente en el país durante los últimos meses, con peleas entre partidarios de Lula y Bolsonaro y algunos casos de asesinato.
Para Segurado, una victoria de Lula en la primera vuelta también evitaría postergar el ambiente de alta tensión política que Brasil ha vivido en los últimos meses.
“Una segunda vuelta puede generar aún más violencia y eso es muy preocupante. Además, Bolsonaro ha deslegitimado constantemente las urnas electrónicas, sin pruebas. Creo que es más complicado que él acuse un fraude en la primera vuelta, donde también habrá elecciones para gobernadores, senadores y diputados. Será necesario deslegitimar todo el proceso electoral, no solo la votación para presidente”, agrega la experta brasileña.
De la cárcel para las urnas
Estas elecciones mancan un regreso político que hace algunos años parecía imposible para Luiz Inácio Lula da Silva, un ex trabajador metalúrgico de 76 años que pasó de la pobreza a la presidencia.
Hace cuatro años, fue encarcelado como parte de una investigación de corrupción generalizada que apuntó a su coalición, el Partido de los Trabajadores (PT), y generó un “tsunami” en la política brasileña.
La condena de Lula por corrupción y lavado de dinero lo dejó fuera de la carrera electoral de 2018 cuando las encuestas lo mostraban como favorito, lo que permitió que Jair Bolsonaro, entonces un legislador marginal de la derecha conservadora, alcanzara la victoria.
Pero, un año después, la Corte Suprema anuló las condenas de Lula en medio de acusaciones de que el juez y los fiscales manipularon el caso en su contra, lo que le permitió volver a postularse ahora.
Aprobación al gobierno Bolsonaro
Cifras divulgadas esta semana por el Instituto Datafolha y solicitada por la TV Globo y por el diario Folha de Sao Paulo, muestran que el 44% de los brasileños rechaza el gobierno de Jair Bolsonaro. El 31% aprueba y 24% lo considera regular.
Los encuestados también fueron consultados sobre la confianza en el actual presidente de Brasil. El 51% de los electores no confía nunca en lo que dice el mandatario, el 21% siempre confía y el 26% confía a veces.