Candida Auris: cómo es el hongo que alerta a la medicina mundial
La Candida Auris no es un hongo nuevo en el mundo; sin embargo, se ha expandido de manera acelerada en el último tiempo.
La Candida Auris es un hongo que puede causar infecciones graves en la salud de las personas, principalmente en los pacientes inmunodeprimidos. Por lo que la preocupación actual es la rápida propagación que ha tenido.
En el año 2020 las cifras indicaban que 1.310 personas de Estados Unidos tenían este hongo, pero a 2022 la cifra se disparó a 5.754, por lo que la cantidad de contagiados aumentó en más de cuatro veces. Este aumento también se ha visto reflejado en Italia y España.
Pese a que su presencia es relativamente baja en comparación a otros virus, la Organización Mundial de Salud (OMS) indica que este hongo es uno de los 19 patógenos más peligrosos de este tipo.
Origen de la Candida Auris
Si bien durante el último tiempo este hongo se ha vuelto más frecuente, su origen se remonta al año 2009, año en que fue encontrado de forma simultánea en diversos lugares del mundo.
“Candida Auris es el más nuevo de los hongos levaduriformes que pueden afectar a los seres humanos. Todos portamos diversos hongos en el cuerpo. Pero generalmente el sistema inmunitario mantiene el equilibrio, de modo que la gente no sufre problemas“, afirma Oliver Cornely, del Centro de Estudios de Infectología de la Clínica Universitaria de Colonia, en Alemania.
De esta manera, agrega que uno de los factores que transforman a este hongo en un peligro para la sociedad es que es resistente, “no se desarrolla debido a una terapia o al acostumbramiento del patógeno a los antibióticos. Este hongo es, por así decirlo, inmune de nacimiento. Eso hace difícil combatirlo”.
Estos son los síntomas de la Candida Auris
La propagación de este hongo ocurre principalmente en hospitales y centros médicos, donde las personas con sistemas inmunitarios más débiles son principalmente expuestas.
Como parte de sus síntomas, las personas pueden presenciar escalofríos y fiebre, sin embargo, estos también serían indicios de otras enfermedades. Por otra parte, el hongo puede desarrollarse en diferentes partes del cuerpo, como al interior de los tejidos, donde sería más complejo encontrarlos, ya que no estarían a la vista.
Para detectarlo las personas se deben realizar una toma de muestra a través de un cultivo, aunque, mientras se lleva a cabo esta investigación, el hongo puede expandirse y puede retrasar la mejora del paciente.
De esta manera, Cornely señala que “si el hongo infecta la corriente sanguínea, puede conducir a una septicemia (infección generalizada). Si penetra en un tejido, llegará en algún momento a la sangre y podría alcanzar todos los órganos“.
Para prevenir esta situación la persona comienza a ser tratada con antimicóticos, los que no son efectivos por igual para todas las infecciones. Por este motivo, los científicos indican que se requieren nuevos medicamentos, asegurando que pese al peligro que puede generar, es un área de investigación descuidada.