Inesperado triunfo del pastor Soto en tribunales y derrota del Movilh: “Es una burla y el juez es cómplice”

El sol brilla con fuerza sobre el centro de Justicia de Santiago de Chile. El cemento, los vidrios, y la pileta actúan como espejos que tiran los rayos achinando los ojos de todos los presentes. Salvo los de Javier Soto, el famoso, acaso infame, Pastor Soto. El hombre llega sonriente, algo sudado, y con la mirada blindada tras unos lentes de sol de aviador al edificio A, a la sala del Séptimo Juzgado de Garantía de Santiago. Antes de entrar, sacará el celular de su bolsillo, lo levantará en el aire y se sacará una socarrona selfie.

Nadie dirá nada. Ni los miembros del Movilh, ni Rolando Jiménez. “No vamos a caer en la provocación”, dice un muchacho. Los cinco testigos, las decenas de youtubazos, pantallazos de twitteos, y otros materiales audiovisuales, aseguran, serán suficientes para una ofensiva contundente en su querella por injurias y calumnias contra el Pastor Soto. Lo que nadie sospecha es el As que trae bajo la manga.

El juicio comenzará y Soto se adelantará a todo el mundo para leer una carta de en las cual dice que sus diferencias con Rolando Jiménez no son personales. Que nunca lo ha acosado, agredido, injuriado, ni calumniado. Es más, tendrá el descaro de asegurar que lo respeta a él y a su orientación sexual. Dirá, sin que se le mueva uno de los 43 músculos de la cara- con excepción de los 15 que accionan la boca- que lo único que ha hecho es criticar su labor social y que sus diferencias están en el abstracto mundo de las ideas y de las Leyes y/o proyectos de Ley.

Silencio total. Soto hace entrega de la hoja con su declaración al juez.

Ahora será el juez Ponciano Sallés quien dejará a los presentes con los ojos más chinos que afuera bajo el sol, pero de incredulidad y fruncimiento de ceño por el descontento.  El magistrado Sallés considera “suficientes” las palabras de Soto para desestimar la querella y sobreseer el caso. Así tal cual.

“Estoy en shock. Estoy en shock”, repite el abogado del Movilh, Jaime Silva, al abandonar la sala. Soto sale en silencio, por el momento, escoltado por su abogada que le repite que no diga nada pero Soto quiere decir cosas.

Jaime Silva, el abogado que representa al Movimiento de Integración y Liberación Homosexual, sale del shock y saca el habla en un tono que pocas veces se le escucha a un abogado frente a los micrófonos: “Esto es una burla para la Justicia y el juez es cómplice porque la causa termina con explicaciones suficientes del querellado siendo que hay miles de videos donde sale insultando y agrediendo al señor Jiménez. El señor Soto vino acá a mentir. Es vergonzoso que un tribunal se preste para esta farsa. Estábamos convocados a un juicio, y con pruebas aceptadas por el mismo tribunal: videos y testigos. Ahora él ni siquiera se digna a revisarlas, aceptando estas excusas para sacar la causa por el desvío”.

Es Jiménez quien pide la palabra, visiblemente afectado. Descompuesto: “Es un fallo aberrante, un juez de la República le ha dado permiso a ciertos grupos a denostar, humillar, agredir, e injuriar, impunemente. El juez ni siquiera observó las evidencias de las agresiones que hemos sido objeto, en las cuales se me ha acusado de pedófilo, de promover la pedofília, de ser un violador de niños. El acusado dice que la cosa no es conmigo sino que contra la organización que represento- que ha beneficiado a grandes mayorías de este país con su trabajo- y a la cual ha tratado en los mismo términos que a mí”.

Jiménez se toma unos segundos para respirar. El sol seca la boca. “Esto es increíble. Increíble. Este juez es un descriteriado, pero vamos a apelar. Este mismo lunes apelaremos”.

Silva interviene otra vez, con un impactado ejercicio de lógica inversa: “Estamos tranquilos porque lo aberrante de esta resolución nos permite confiar en que esta situación se va revocar en la Corte de Apelaciones. Que se reciba la prueba y se vea que la actuación de Soto es constitutiva de un delito de injurias. Si esto no llegase a pasar, significa que hay que agarrar las cosas e irse de este país porque estamos en tierra de nadie”.

A pesar de todo, esta tarde la Justicia chilena alcanzó un nuevo e inesperado logro: que el Pastor Soto y Rolando Jiménez estuvieran de acuerdo en algo. Porque mientras el abogado del Movilh señalaba que en este páis “estamos en tierra de nadie” a menos de 50 metros, y sin saberlo, el Pastor Soto celebrará con una frase parecida: “Chile no tiene Gobierno”.

Entre otras cosas dirá, y haciendo oídos sordos a las preguntas, lo siguiente: “Chile no tiene Gobierno. Al parlamento y ante todo Chile les dije sucios corruptos, y el tiempo nos dio la razón. Acá no hemos venido a defendernos, hemos venido a decirle a la Iglesia Evangélica que se tome el gobierno, la Nación. Porque Dios ha hecho justicia y hoy Chile no tiene gobierno. Dios ha confirmado los mensajes que nosotros hemos entregado. Sucios y corruptos. Hemos sido testigos de casos como SQM, Penta, Dávalos, que hay un país sin gobierno. Hoy Chile necesita a Dios y su palabra. Este mensaje no es el PPD, el PS, o el Partido Comunista, hemos visto lo que han hecho esta clase politica sucia ha manchado nuestra imagen que está en el suelo. Dios está retirando la bendición y la prosperidad de Chile, gracias al ex gobierno de Michelle Bachelet Jeria”.

-¿Qué le parece que lo cataloguen a usted de loco?- pregunta un reportero.

-“Ustedes han mostrado la corrupción, la mentira, la avaricia de nuestros gobernantes y parlamentarios. Creo que está demás esa pregunta”- contesta Soto.