Pablo Vidal, diputado electo RD: “La iglesia evangélica es mucho más progresista de lo que se cree”
En conversación con El Dínamo, el ex dirigente estudiantil se refiere a la irrupción de Pamela Jiles en el FA y cómo es su visión frente a la iglesia evangélica, siendo hijo de un reconocido pastor.
Es geógrafo de la Universidad Católica, de formación evangélica y casado con tres hijos. Pablo Vidal (34) fue electo diputado en las pasadas elecciones en el distrito 8, que incluye Maipú, Quilicura y Estación Central, siendo uno de los ocho parlamentarios que serán parte de la bancada de Revolución Democrática en la Cámara Baja.
Junto a Giorgio Jackson y Miguel Crispi, Vidal es uno de los fundadores del partido que se incubó en la Universidad Católica, principalmente al alero de la FEUC que lideraron distintas generaciones del NAU en ese plantel durante los movimientos estudiantiles. Allí fue secretario general de la federación, cuando Claudio Castro (actual alcalde de Renca) encabezaba la organización.
Por algunas semanas se sondeó su candidatura para competir en el distrito 9, ya que vivía por ese entonces en Huechuraba, pese a ser originario de Estación Central, pero finalmente se zanjó que Maite Orsini -hoy también electa- participaría en las primarias en ese lugar. “Yo no podía bajar mi pega en mayo, por eso bajé mi candidatura”, explica en conversación con El Dínamo.
Finalmente, RD optó por inscribirlo en el ocho debido a su relación con la zona y porque la carta que iba segura en ese distrito, Javiera Parada, fue bajada debido a su accidente automovilístico bajo los efectos del alcohol.
-¿Qué te pareció la forma en cómo se bajó su candidatura?
-Nunca estuve de acuerdo y lo hice saber internamente, aunque esto se definió de manera democrática al interior del partido. Yo creo que, efectivamente, Javiera cometió un error, pero creo que se pudo haber manejado de otra forma la situación. Ella hubiese sido una gran candidata y hubiese ganado. Al final yo terminé como candidato y logré un cupo, pero hubo el riesgo de que no lo hubiésemos tenido por este hecho.
-Se les acusó de “exceso de moralina” en este caso…
-Es sumamente peligroso hacer política sobre la base de poner estándares morales a los dirigentes políticos que traten de ir más allá de lo que establece la ley, porque dónde está el límite. ¿Qué le podemos exigir a un político y no a un ciudadano? Estamos de acuerdo en que muchos dirigentes políticos han abusado de su poder para obtener privilegios, pero de ahí a exigirles más que al resto de la ciudadanía creo que no es correcto. Si no está escrito en una ley que ese tipo de eventualidades te impidan prosperar en una candidatura, no veo por qué nosotros sí lo debimos haber hecho.
Los valores evangélicos
-Tu padre es un líder evangélico reconocido, Luis Vidal. ¿Cómo influye la religión en tu vida?
-Yo no participo de la iglesia, pero sin lugar a duda la formación evangélica marca mi ser. Uno de los primeros libros que leí fue la Biblia, la lógica de la ética y la moral entre las personas la tengo muy arraigada desde la comunidad. En mi familia se da una circunstancia muy especial: a mí me tocaba esta dualidad de escuchar a mi papá dentro de la iglesia hablar de dios y en la casa hablar de Allende, que a mí mi formó en un convencimiento de una iglesia al servicio de los más pobres, que se enriquece en el encuentro de personas, y sobre todo una iglesia de izquierda, que defendía los Derechos Humanos, comprometida con los pobres.
-Siempre se habla de que los evangélicos siguen principios más cercanos a la derecha…
-No es así. Se ha vendido una caricatura que es muy beneficiosa para la derecha, a propósito de personas como el pastor Soto, que tratan de instalar que, a partir de la opinión de una agenda específica como la valórica, con dos o tres proyectos que la iglesia evangélica no comparte, es legítimo. O sea, hay gente dentro del Frente Amplio que no esta convencida con esas cosas. Lo que yo pediría es que abramos el resto de las agendas, de educación, pensiones, salud, trabajo, migraciones y nos vamos a sorprender. La iglesia evangélica tiene una mirada mucho más progresista de lo que se cree. La derecha ha utilizado esto para enfrentarlo a la izquierda y el mayor ejemplo es lo que pasó en el Te Deum. Eso no se había visto en democracia, algo que hace creer que el mundo evangélico es de derecha. Yo puedo decirlo claramente: el mundo evangélico no es de derecha, sino que rehuye hablar de política.
-¿Te consideras evangélico?
-De formación evangélica. No tengo problema en ir a misa, pero no está en mi rutina.
-Bajo esta formación evangélica, ¿cómo miras proyectos como el aborto libre?
-De acuerdo con que sea libre. Tanto el aborto como el matrimonio igualitario, como otras acciones que las personas determinan de su propia vida, son parte de la esfera privada. El Estado no puede olvidar nunca que debe proteger a todas las personas, independiente de su fe. Por eso, siempre he defendido permitir que las iglesias tengan una opinión distinta, eso es legítimo, parte de la democracia. Y al mismo tiempo tenemos que hacerles ver a las iglesias que no pueden imponer su visión a la sociedad. Yo creo que se tiene que legislar por el matrimonio igualitario y la adopción homoparental, es importante, pero no hay por qué obligar a los líderes religiosos a celebrar matrimonios de personas del mismo sexo. Eso es parte de su objeción de conciencia.
Pamela Jiles y la presidencia de la Cámara
-Aún no comienza el nuevo periodo legislativo y Pamela Jiles ya ha protagonizado varios conflictos en el Frente Amplio. ¿Cómo analizas su irrupción y su aporte al bloque?
-El rol de Pamela Jiles en el Frente Amplio es clave. Ella tiene la capacidad de hablarle a un mundo popular que no accede a los medios a los que los restantes diputados llegamos. En una población en Estación Central, la gente no lee El Dínamo, pero donde Pamela Jiles puede llegar que es a La Cuarta sí es leído. Yo creo que ella es una fortaleza para el Frente Amplio y lo vemos en la altísima votación que obtuvo. Va a terminar contribuyendo en que se generen debate en espacios públicos donde hoy no existe. Esta conflictividad es parte del personaje que ha construido estos años como personaje de la farándula.
-Pese a que su triunfo responde al nivel de conocimiento que tiene y no a las propuestas del Frente Amplio…
-Es que la gracia de la bancada del Frente Amplio es que tiene 20 diputados y ella juega un rol que es distinto a los otros 19, como lo hace Florcita Motuda en otro mundo y la Maite Orsini en otro. Pero la capacidad de los 20 de hablarles a 20 espacios distintos, ninguno llega con la capacidad que ella puede llegar al mundo popular. Es clave que el Frente Amplio reconozca que ahí es donde nos falta: que hemos sido capaces de instalar votos pero no nuestras ideas con fuerza. Pamela es una mujer seria que administra un persona y en la medida que el proceso que podamos instalar agendas públicas, ella va a ser un motor en un mundo popular al que nosotros no llegamos.
-¿Es una buena carta para la presidencia de la Cámara?
-Es legítimo. Cualquiera de los 20 podría serlo, o de los 155 diputados, pero hemos cometido el error de tratar de defender esto desde la trinchera. Yo me cuestiono la relevancia del cargo para nosotros. Yo creo que RD no debería disputar la presidencia de la Cámara, siendo la institución más desligitimada de Chile. Para algunos es casi la cueva de Alí Baba.
-Eso suena a no querer “ensuciar” a RD y al Frente Amplio con ese cargo…
-Yo me haría otra pregunta: si no vamos a ser capaces de empujar con la presidencia de la Cámara agendas políticas de nuestro interés, creo que negociar para obtener ese cupo es perder la posibilidad de negociar otras cosas que nos pueden traer más beneficios a nuestros intereses políticos, siendo más relevante negociar las presidencias de comisiones y atajar los goles del gobierno de la derecha nos va a querer mandar. La presidencia de la Cámara lo que hará es administrar la agenda legislativa del gobierno de la derecha; no es una herramienta que nos sirva.
Maipú y Cathy Barriga
-¿Cómo evalúas la gestión de Cathy Barriga en Maipú, la comuna más grande de tu distrito?
-Yo he observado con preocupación algo: las mesas barriales, que eran organizaciones de distinto carácter en los barrios donde con algún representante del municipio se presentaban ideas para mejorar la calidad de vida, se desarmaron con la llegada da Cathy Barriga al municipio. Siento que la gestión a veces tiende a medirse mucho cuantitativamente, pero se descuida el trabajo con las organizaciones sociales gastando plata en obras que a lo mejor son positivas pero que no son las que la comunidad necesita.
-¿Pero eso está relacionado con que ella no viene del mundo de las organizaciones ni la política?
-Yo creo que hay una intencionalidad detrás de esto. El diseño político de la UDI es la desarticulación del tejido social, por lo que no creo que solo sea desidia, sino que una forma de cooptar ciertos espacios para potenciarse electoralmente en el futuro. Es cosa de ver el crecimiento electoral que tuvo Joaquín Lavín, que logró llegar a más gente, aumentar la votación, pero no se cumple el objetivo de que la gente se sienta identificada con las obras y la gestión. Lo vamos a saber en tres años más cuando haya una elección. Pero en general no hay satisfacción con lo que ha hecho he podido ver en mis recorridos.
-En la forma en cómo ha llevado adelante su gestión, ¿la gente no la puede ver como alguien más cercana?
-Ese estilo genera una adhesión, pero eso es bien temporal. Yo no creo que a la luz de un año de gestión se pueda decir que ella se va a reelegir, y tiendo a creer que no. Ella fue elegida con el 36% de los votos. En cualquier escenario de segunda vuelta, ella no habría sido alcaldesa, porque lo que ocurrió es que hubo una disgregación de candidaturas, entre la Nueva Mayoría, la DC, Chile Vamos y una candidata que hoy es del Frente Amplio, donde todos sacaron una buena cantidad de votos. Ella entra con un tercio a ser alcaldesa y es capaz de fidelizar eso. Una oposición unida detrás de una candidatura fuerte puede recuperar el municipio de Maipú.
-¿El “cosismo” no tiene arraigo en Maipú?
-Quizás en algunos sectores. Joaquín Lavín pone un dron y la gente se siente más segura, pero la organización social tiene un rol súper importante en lograr cambios directos en la vida de la gente. El plan de la derecha, consolidado por el desarraigo que tuvo la Concertación con el mundo social, hace que esto se pierda un poco, pero si lo logramos rearticular en estos años de trabajo, se fortalece también hacia lo electoral. La gracia de la propuesta del Frente Amplio es que mientras construimos lazos políticos fuertes con las organizaciones, también vamos a tener buenos resultados electorales.