Raúl Hasbún descartó haber encubierto casos de abusos sexuales
A través de una carta, defendió su su gestión como procurador en la causa contra el sacerdote Jorge Laplagne.
Este miércoles se dio a conocer que Raúl Hasbún deberá declarar el próximo 10 de octubre en la Fiscalía Regional de Rancagua como imputado por el delito de encubrimiento de abusos sexuales cometidos por el sacerdote Jorge Laplagne.
La diligencia fue ordenada por el Fiscal Regional de O’Higgins, Emiliano Arias, debido a que el presbítero actuó como procurador de justicia en una denuncia en contra de Laplagne, realizada el año 2010, según informa La Tercera.
El sacerdote descartó haber encubierto casos de abusos sexuales y defendió su gestión como procurador en la causa.
A través de una carta publicada por el medio antes citado, el religioso afirmó que “en 2010 se me encomendó investigar canónicamente la única denuncia presentada contra el Pbro. Laplagne. Por expresa petición del denunciante, temeroso de que su madre, secretaria del denunciado, fuera despedida, la investigación se realizó con la debida cautela. Declararon todos los testigos que quisieron hablar”.
Además, al referirse de por qué los antecedentes no fueron antregados a la justicia civil, Hasbún agregó que “en la Iglesia no tenemos facultad de imperio para obligar a comparecer. Se exhortó al denunciante a presentar su acusación al Ministerio Público y se le obtuvo atención gratuita de un Doctor y Profesor de Sicología, en la misma Universidad en que estudiaba. La investigación se cerró por falta de antecedentes y total desinterés del denunciante por indagar su curso y aportar otros nuevos. Es lo que ocurre con el 50% de las denuncias investigadas por Fiscalías”.
La querella por este caso fue presentada por la Fundación para la Confianza, en nombre de Javier Molina Huerta, contra todos quienes resulten responsables “como autores, cómplices o encubridores” por estos abusos.
Hasbún cerró su investigación preliminar el año 2015, con el aval de Ezzati, tomando solo en cuenta la versión de un sacerdote y psicólogo de Chillán, quien afirmó que la acusación correspondía a una posible mitomanía del denunciante.