Provincial jesuita y su mea culpa tras abusos de Renato Poblete: “Hemos sido soberbios durante mucho tiempo”
Cristián del Campo abordó el informe que corroboró los abusos sexuales que cometió Poblete a 22 mujeres, de las cuales cuatro eran menores de edad.
El provincial jesuita, Cristián del Campo, abordó esta mañana las conclusiones de la investigación que se llevó a cabo contra Renato Poblete y que arrojó la denuncia de abusos sexuales de 22 mujeres, cuatro de ellas menores de edad, producidos en un lapso de 48 años.
En conversación con Radio Infinita, el provincial jesuita realizó un mea culpa y reflexionó ante lo ocurrido, asegurando que “nuestro mayor pecado es la soberbia, hemos sido soberbios durante mucho tiempo para apuntar a otros miembros de nuestra Iglesia, sacerdotes de otras congregaciones, autoridades y por lo tanto es algo que debemos asumir y tenemos que pedir perdón también (…) Ese reconocimiento tenemos que hacerlo y por eso ayer pedí perdón a la Iglesia”.
Respecto al informe que realizó el abogado penalista Waldo Bown, a petición de la Compañía de Jesús el pasado 12 de enero, puntualizó que existen “tres conclusiones macizas: que un jesuita cometió estos abusos y que son graves y sistemáticos, eso es lo primero, que alguien que pertenece a nuestra congregación en sí mismo es un drama inimaginable; lo otro es que otras personas tuvieron información a modo de rumores; y lo último es que no sólo son responsabilidades individuales sino que como organización no tuvimos los controles necesarios para que esta persona no manejara la cantidad de dinero que manejó”.
En cuanto a la imagen de Renato Poblete, Del Campo aseguró que “el sobrenombre por el que era conocido entre nosotros era por el ‘padrino’, en el fondo porque se juntaba con políticos, empresarios, tenía contactos”.
“Él siempre me pareció una persona emprendedora, encantadora, simpática, pero de las pocas cosas me recuerdo era que tenía alta actividad social, llegaba más tarde, pero eso no es sólo él, y uno lo atribuía a ese tipo de cosas, honestamente nunca tuve una señal”, agregó.
En ese sentido, “por eso me pregunto hasta dónde nosotros tenemos que tener un control más eficaz y también hasta dónde podemos confiar en la libertad de las personas”.
Sobre la denuncia realizada por Marcela Aranda, indicó que “personalmente, no conozco ninguna persona que le haya dado descrédito (…) Hay un primer momento de incredulidad, pero no respecto de ella, sino que se está confrontando con la figura de la persona que está siendo acusada”.