Miguel Pizarro Rodríguez: el hijo de exiliados chilenos que denunció a Nicolás Maduro

Miguel Pizarro Rodríguez, diputado de Venezuela e hijo de uno de los militantes exiliados del Movimiento Revolucionario Izquierda (MIR), ha hecho noticia durante los últimos días por las impactantes denuncias que ha realizado contra el régimen de Nicolás Maduro.

En julio pasado, Pizarro abandonó Venezuela, luego de que fuera condenado por traición a la patria, conspiración, instigación a la insurrección y rebelión civil, entre otros delitos.

Según los informes del gobierno venezolano, el hijo de exiliados chileno habría participado en un intento de golpe de Estado contra Maduro en abril, dirigido por Juan Guaidó y Leopoldo López.

Pizarro (31), hijo de una de las fundadoras del Comité de Defensa de los Derechos Humanos de los presos políticos, debió huir de Venezuela tras las acusaciones en su contra. En dicho país ha ejercido como diputado y como presidente de la Comisión Especial de Seguimiento de la Ayuda Humanitaria, encargada de coordinar los esfuerzos del parlamento, las instituciones, la Iglesia y los organismos internacionales.

Silencio y obediencia

En medio de las reuniones de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en Ginebra (Suiza), Pizarro reveló al medio brasileño UOL una serie de denuncias en contra de la represión del chavismo.

A los 21 años, Miguel Pizarro fue elegido para formar parte de la Asamblea Nacional, representando a la región de Petare, uno de los barrios más pobres de Caracas.

El diputado, quien repite el destino de sus padres como exiliado, cuenta que “hoy en mi vecindario hay tuberculosis, difteria. Todo esto en Caracas. En mi vecindario, la gente come una vez al día. Y este es el resultado de un modelo que nos robó a todos”.

“El régimen insiste en que fueron las sanciones las que destruyeron el país. Pero si se van mañana, no habrá cambio de modelo. Y de nuevo, alguien obtendrá miles de millones de dólares en el extranjero. Hoy, es más fácil circular kilos de cocaína del narcotráfico y las fuerzas armadas que una caja de medicamentos”, destaca.

Respecto a cómo se organizó la entrada de ayuda humanitaria a Venezuela, Pizarro acusó que “el régimen utilizó la necesidad humanitaria de la población con fines políticos. Esto ocurrió a través del uso del Carnet de la Patria. La distribución de alimentos se realizó en un sistema de segregación para garantizar el control político sobre la población”.

En ese contexto, aseguró que esta medida era una especie de transacción, la que se basaba en silencio y obediencia. “Era silencio a cambio de comer. Un intento de controlar a la población por necesidad y construyendo una espiral de miseria”.

El diputado señaló en su entrevista que este tipo de situaciones se repiten en el área de salud, explicando que “si hoy un venezolano llama al centro de salud y está tratando de acceder a medicamentos, se le pide que proporcione su carnet de la patria, que es una vez más una forma de segregación política”.

En relación a la ayuda humanitaria proporcionada por la ONU, Miguel Pizarro revela que “el problema es que este programa no pudo reunir los recursos necesarios. No podía tener suficiente personal y la capacidad operativa que necesitaba para tener independencia. Hoy, uno de los grandes desafíos es que el espacio humanitario en Venezuela sea real, sin interferencia política del régimen o propaganda política”.

La huida

Respecto a cómo logró huir del país petrolero, el diputado detalló al mencionado medio que fue ayudado por oficiales de inteligencia que le proporcionaron información.

“Me fui a Colombia. Pero debo decir que no estoy atascado gracias a los agujeros en el sistema (…) al final, el poder no es tan poderoso. Me hace creer que estamos llegando a la última etapa de esta historia. Y como cada último paso, será el más difícil, el más doloroso. Pero será el último”, agregó.

En esa línea, explicó que la decisión de salir del país al mando de Nicolás Maduro, se dio porque “fui sentenciado por doce delitos en abril. Luego pasé dos meses escondido en Venezuela. He estado en el exilio por dos meses”.

“Fui sentenciado para que las negociaciones iniciadas por Noruega entre el régimen y la oposición se centraran en mí y en los otros diputados. Entonces, la delegación llegaría a Oslo para pedirnos a mí y a los demás que nos liberen. El exilio es muy malo. Pero no aceptaré ser la moneda de cambio del régimen mientras los problemas continúen”, concluyó.