El clorito de sodio no sirve para combatir el coronavirus

El Instituto de Salud Pública (ISP) advirtió que el clorito de sodio y/o dióxido de cloro, también conocido como MMS (Miracle Mineral Solution) o la “solución milagrosa”, no sirve como tratamiento para combatir el coronavirus.

El organismo entregó la información a través de un comunicado luego que a través de las redes sociales se promocionara al producto, que ocupa productos químicos utilizados como ingredientes activos de desinfectantes y otros usos industriales, como un supuesto medicamento para curar la COVID-19.

Según el servicio, el clorito de sodio “no corresponde a un medicamento y no cuenta con la autorización sanitaria”, añadiendo que “no existe respaldo de seguridad, calidad y eficacia, por lo que su importación, tenencia, transferencia, uso, distribución y comercialización en Chile es ilegal”.

Heriberto García, jefe de la Agencia Nacional de Medicamentos (ANAMED) del ISP señaló que “el clorito de sodio no está autorizado para ser usado en el tratamiento o prevención de COVID-19 en patologías infecciosas, crónicas, cardiovasculares o tumorales, distintos tipos de cáncer, VIH, autismo, entre otras. Además, no existen antecedentes científicos que avalen las condiciones eficaces, por lo que su publicidad y uso, representa un riesgo para la salud de las personas”.

Paula Solar, doctora en farmacología y académica USEK, reafirmó el rechazo a esa “solución milagrosa”, descartando que tenga efectos curativos para la enfermedad provocada por el coronavirus.

“Evidentemente no hay ninguna molécula milagrosa que pueda ser cura para distintas patologías tan diferentes o incluso de trastornos que no son patologías, porque para que una patología se desarrolle hay un concepto que habla de la fisiopatología de la enfermedad. O sea, una patología produce algo a nivel fisiológico que responde a los síntomas, y eso es diferente dependiendo a la enfermedad”, precisó.

Desde el año 2012, el ISP está continuamente emitiendo alertas donde advierte los peligros de la utilización de esta sustancia, al igual que las diferentes agencias de medicamentos internacionales como FDA en Estados Unidos, que lleva años siguiéndola por el peligro que implica para la salud de las personas.