El Dalai Lama señala la avaricia y la especulación como causas de la crisis
El líder tibetano opinó que la población mundial necesita "más principios" y aseguró que los directivos y los empresarios constituyen una "importante sección de la sociedad" que goza de influencia por lo que les instó a "enseñar a los otros".
El líder espiritual de los tibetanos, el dalái lama, quien se encuentra en Brasil, señaló hoy la especulación y la avaricia como causas de la crisis internacional y abogó por el desempeño de la actividad profesional con ética y principios morales.
En un discurso ante empresarios brasileños, el líder tibetano aseguró que “el dinero creó esta crisis” y añadió que cuando interroga a sus amigos analistas y expertos en economía sobre el origen de la recesión responden la avaricia, la especulación y la ignorancia.
El dalái lama pronunció estas palabras durante un seminario titulado “Nueva conciencia en los negocios. Valores para un mundo sostenible” celebrado en Sao Paulo.
Tenzin Gyatso, el XIV dalái lama, dijo que es necesario desarrollar un método “efectivo cuando nos enfrentamos a una crisis” y agregó que existen límites en el consumo y las posibilidades de crecimiento de una economía.
“Es mejor que tengamos en la cabeza que existe un límite”, dijo el dalái, quien añadió que “la brecha” entre pobres y ricos existe en todo el mundo “incluso en China” a pesar de ser un país comunista que defiende la distribución igualitaria de la riqueza.
El líder tibetano opinó que la población mundial necesita “más principios” y aseguró que los directivos y los empresarios constituyen una “importante sección de la sociedad” que goza de influencia por lo que les instó a “enseñar a los otros”.
“Libérense del miedo“, urgió el líder espiritual para añadir que cualquier profesión debe ser desempeñada con “motivación altruista”.
Tenzin Gyatso puntualizó que la educación con independencia de su carácter laico debe ocuparse “del cerebro” y del “corazón” y dijo que secularismo significa “respeto a todas las religiones”.
El dalái lama, exiliado en la localidad Dharamsala, en el norte de la India, puso al país en el que reside como ejemplo de respeto entre religiones y denunció la falta de derechos civiles, como la libertad de prensa, en China.
Además, calificó de “comunistas capitalistas” a los líderes chinos y él se declaró “marxista”.
Agregó que el siglo XIX será “el siglo del diálogo”, censuró el uso de la violencia e instó a la resolución de conflictos por vías pacíficas y a la reconciliación espiritual.
El dalái lama traspasó el pasado mes de agosto a Lobsang Sangay, un jurista educado en Harvard, las riendas del poder político en el Gobierno tibetano en el exilio.
El líder espiritual tibetano, refugiado en las estribaciones del Himalaya tras el fracaso de la revuelta tibetana contra China del año 1959, llegó hoy a Brasil procedente de Argentina.
El dalái lama recibió en 1989 el Premio Nobel de la Paz por sus intentos por llegar a un acuerdo con China sobre el futuro del Tíbet.