OMC: Las perspectivas económicas globales son peores de lo previsto
El máximo responsable de la OMC destacó que se ha llegado a una situación en la que incluso los países emergentes, que parecían inmunes a la crisis, empiezan a dar síntomas de cansancio.
El director general de la Organización Mundial del Comercio (OMC), Pascal Lamy, volvió a dibujar hoy un panorama sombrío de la economía global, sobre todo en los países ricos, que “afrontan vientos en contra más fuertes de lo esperado”.
En una intervención en una sesión informal del Comité de Negociaciones Comerciales de la OMC, Lamy manifestó que “las perspectivas para la economía global son sombrías e inciertas de manera creciente”, sobre todo porque los problemas de deuda en EEUU y la zona euro “pesan sobre la actividad económica y el comercio”.
Lamy recordó que la previsión de la OMC de aumento de las exportaciones globales en este año ha sido rebajada del 6,5 % al 5,8 % y que “las decepcionantes cifras sobre producción y empleo han dañado a las empresas y a la confianza de los consumidores, contribuyendo a la agitación en los mercados financieros”.
El máximo responsable de la OMC destacó que se ha llegado a una situación en la que incluso los países emergentes, que parecían inmunes a la crisis, empiezan a dar síntomas de cansancio.
“Aunque la perspectiva siga siendo en líneas generales más positiva para los países en desarrollo, varios de ellos están registrando crecimientos más lentos a medida que el debilitamiento de la recuperación global erosiona la demanda”, señaló.
A su juicio, en estos momentos “incluso las economías con fundamentos más sólidos pueden encontrarse en una situación de tensión y presión si la economía global sigue deteriorándose”.
Esta es la razón, agregó Lamy ante los jefes de delegación de la OMC, por la que, más que nunca, hay que fortalecer el comercio.
La OMC está menos de dos meses de celebrar en su sede de Ginebra su octava Conferencia Ministerial, donde no hay previstos avances sobre los dos temas importantes que había sobre la mesa desde principios de año: la Agenda de Desarrollo de Doha y el impulso al comercio en los países pobres (el llamado paquete LDC-Plus).
Tampoco están cerradas definitivamente las negociaciones para el nuevo Acuerdo de Contratación Pública (GPA) y el camino hacia una eventual adhesión de Rusia a la OMC está lleno de minas, por lo que Lamy busca la manera de demostrar que la organización sigue viva.
Ante el Comité de Negociaciones Comerciales, consideró que la cita de diciembre debe servir al menos para que “los ministros guíen el trabajo de la organización en los próximos dos años”.
“De mis consultas saco la sensación de un deseo compartido de que la Conferencia Ministerial emita una señal clara de que nuestra organización sigue moviéndose hacia delante. El desafío que tenemos por delante es convertir el prevalente ánimo negativo actual en algo positivo, en una señal de movimiento hacia delante”, argumentó.
“Esto no tiene que ser un gran salto hacia delante o una agenda completamente puesta al día. Por contra, podríamos dar pasos más pequeños que, no obstante, nos permitan avanzar”, insistió.
El gran obstáculo de fondo es la reticencia de los países ricos a abrir sus economías en un momento de crisis en el que una mayor liberalización amenaza con debilitar a sus industrias nacionales frente al empuje y la competitividad de los emergentes.
Esa resistencia ha dejado en punto muerto las negociaciones en la OMC, y Lamy ya advirtió hace unos meses de que se afrontaba “una parálisis en la función negociadora” y de que era patente la “incapacidad” de la organización para adaptarse al nuevo entorno.
En este contexto, la Conferencia Ministerial se plantea como una oportunidad para revivir la OMC, aunque solo sea porque los cargos políticos no quieran dar una imagen de inmovilismo y división.