La desconocida pugna por el mapa de transgénicos que tiene a la industria apícola en crisis
Un 40% de la exportación de miel se podría perder porque el mercado europeo ha comenzado a exigir la rotulación de los productos con transgénicos. Una condición que los industriales chilenos no pueden cumplir porque no saben dónde están.
El miércoles 16 de noviembre a las 9.05 en la Cuarta Sala de la Corte de Apelaciones de Santiago se escribió un capítulo clave en la pelea por transparentar el mapa de los cultivos transgénicos en Chile.
A esa hora comparecieron ante los magistrados Juan Cristóbal Mera, Jessica González y el abogado integrante Emilio Pfeffer el representante de las 19 empresas productoras de transgénicos, entre las que se cuenta Hytech Production Chile S.A., Saprosem S.A., Mansur Agricultural Service Limitada y Erick Von Baer Lochow, y un abogado del Consejo Para la Transparencia, entidad que el 25 de junio de 2010 emitió un dictamen que obligaba al SAG a transparentar la ubicación de los cultivos genéticamente modificados, al cual las empresas se negaron hasta llegar a la instancia judicial.
Sorprendió a los asistentes la decisión de Monsanto de marginarse de la embestida judicial, dejando a sus socios de la Asociación Nacional de Productoras de Semillas de Chile (Anpros) en el frente judicial. Fuentes cercanas al caso sostienen que la mayor productora de transgénicos del mundo por estos días busca cerrar un conflicto aledaño, que también está íntimamente ligado con la pugna por develar dónde están los cultivos.
Se trata de la pelea que están dando los productores e importadores de miel por salvar su industria, que hoy corre serio riesgo luego de que 6 de septiembre pasado, el Tribunal Europeo de Justicia determinara que la miel o cualquier complementos alimenticio que contenga polen derivado de un Organismo Genéticamente Modificado (OGM) deberá contar con autorización previa para ser comercializado en ese territorio. Una prohibición que fue adoptada luego de que la justicia alemana indemnizó a un agricultor que denunció que sus colmenas fueron contaminadas con polen de maíz transgénico de Monsanto.
Los productores chilenos se vieron directamente afectados por la determinación del mercado europeo, que acoge el 95% de la producción nacional (un 80% está destinada a Alemania). Para los apicultures chilenos hoy es imposible cumplir con la exigencia pues no conocen la ubicación de los cultivos de semillas que contaminan su producción.
Así las cosas, la industria apícola pasa por su momento más delicado, según describe el gerente de JPM Exportaciones, Patricio Saez, quien asegura que ante la imposibilidad de vender en Europa, hasta el momento se ha perdido hasta un 40% de la producción nacional. Un daño que amenaza con incrementarse debido a que en este periodo empieza la mayor producción. Durante el 2010 las exportaciones de miel totalizaron 8.601 toneladas, avaluadas en 28.9 millones de dólares.
El presidente de la Asociación de Exportadores del sector, Juan Pablo Molina, agrega que la situación es en extremo preocupante. “Estamos en una situación muy inestable. Las empresas están reacias a comprar porque no saben si podrán comercializar el producto”, dice.
Mesa de trabajo
Frente a la crisis los representantes del sector apícola expusieron ante el ministerio de Agricultura su problema y sus demandas. Tal como consta en acta, el 16 de septiembre a las 9 horas se reunieron el ministro de Agricultura, José Antonio Galilea; el director del SAG, Aníbal Aríztía; el jefe de la Oficina de Estudios y Políticas Agrarias (Odepa), Gustavo Rojas y los representantes del sector afectado Marcelo Rodríguez, presidente de Red Nacional Apícola; Italo Bozzi, presidente de Fedemiel y Juan Pablo Molina, presidente de los exportadores.
En la cita los dirigentes apícolas enfatizaron que están en un “problema de envergadura” y exigieron “transparentar la ubicación de los cultivos transgénicos mediante un mapeo de ellos generado por el SAG y que se entregue un listado de los cultivos transgénicos autorizados por la U.E. y por Chile”.
Además, plantearon que “debería existir una indemnización por parte de las empresas de semilleros de transgénicos hacia los apicultores afectados por contaminación de sus mieles debido al perjuicio que estas les generan en la disminución del precio de venta y por ende, en sus ingresos”.
Frente a la demanda el ministerio planteó que su rol es compatibilizar los diversos cultivos en Chile. Y aseguró que está de acuerdo en buscar vías de transparentar la ubicación de los semilleros OGM, aunque para eso dijo que es necesario esperar el fallo de la Corte de Apelaciones que alegó este miércoles tras la demanda interpuesta por las empresas semilleras al respecto.
El otro mapa
Pero con el correr de las semanas la convicción del ministerio de que los cultivos de transgénicos debían transparentarse se fue matizando. Así hace más de un mes el Minagri propició una mesa de trabajo, que integran Daniel Barrera, de Odepa; el presidente de Fedemiel, Italo Bozzi, el titular de la Asociación de Exportadores, Juan Pablo Molina, además, de Mario de Schindler, como representante de las empresas de transgénicos, agrupados en Anpros.
En esa instancia la discusión tuvo un vuelco sorprendente, pues ante la negativa de las empresas de trasparentar el mapa de transgénicos, se propuso a las apícolas que sean ellas las que entreguen la ubicación de sus colmenas. Y, una vez que esta información sea proporcionada, las empresas se comprometen a alertar si existe cercanía con sus cultivos y, por ende, riesgo de contaminación.
“Estamos en conversaciones, digamos no es lo ideal pero tenemos que encontrar una solución”, dice el representante de los exportadores, que reconoce que un fallo de la Corte de Apelaciones obligando a las empresas transgénicas a revelar sus cultivos cambiaría el escenario para las apícolas. Y ese es uno de los puntos que plantearán los representantes del sector en la comisión de Agricultura del Senado a donde asistirán este martes para plantear la grave crisis que atraviesan.