La UE combinará los dos fondos de rescate para contar con un gran cortafuegos
Los líderes europeos acordaron adelantar la entrada en vigor del fondo permanente de rescate (MEDE) a julio de 2012 y mantener a la vez el fondo temporal (FEEF) hasta mediados de 2013, con lo que ambos instrumentos se solaparían durante aproximadamente un año.
Los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea decidieron hoy combinar el fondo de rescate temporal y el permanente durante un año para crear un verdadero cortafuegos contra la crisis, pero descartaron la idea de que el segundo pueda recurrir al Banco Central Europeo (BCE).
Los líderes europeos acordaron adelantar la entrada en vigor del fondo permanente de rescate (MEDE) a julio de 2012 y mantener a la vez el fondo temporal (FEEF) hasta mediados de 2013, con lo que ambos instrumentos se solaparían durante aproximadamente un año.
El FEEF cuenta con una capacidad de intervención de 250.000 millones de euros si se descuentan los 190.000 millones que ya han sido comprometidos para sufragar los gastos de los rescates a Grecia, Portugal e Irlanda.
El MEDE, por su parte, tiene una capacidad de intervención de 500.000 millones de euros, monto que será revisado en marzo de 2012.
En una primera propuesta de modificación del MEDE se barajó la posibilidad de dotarle de una capacidad por encima de los 500.000 millones, así como la opción de conceder a este fondo las características de una institución crediticia, lo que le hubiera permitido acceder al BCE y tener una capacidad de intervención casi ilimitada.
Ambas propuestas, defendidas por Francia y por el propio presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, cayeron durante la negociación ante la oposición frontal de Alemania que es reticente a comprometer más solidaridad y más capital hasta que se haya reforzado la disciplina fiscal de los países del euro.
El recurso al BCE y la emisión de deuda común, los “eurobonos”, eran dos de las opciones más esperadas por los mercados y que muchos analistas consideran casi la única manera de poner fin a la crisis de la deuda.
Los Veintisiete sí estuvieron de acuerdo en reforzar con 200.000 millones de euros, a través de préstamos bilaterales, los recursos del Fondo Monetario Internacional (FMI) para que pueda hacer frente a hipotéticos nuevos rescates de países en dificultades, una decisión que tendrá que ser confirmada en los próximos 10 días.
La UE decidió también introducir un cambio en el planteamiento sobre la participación de la banca en los rescates, que en el caso de Grecia se tradujo en una condonación de la deuda del 50 % que tuvo un impacto muy negativo en los mercados, según Van Rompuy.
En opinión del presidente del Consejo Europeo, tras el cambio introducido hoy, esa posibilidad “se ha terminado oficialmente”.
Con este cambio el club del euro quiere enviar un mensaje contundente a los inversores y despejar las dudas sobre la solidez de un valor seguro como hasta ahora se consideraba a la deuda soberana.
Los países de la UE introdujeron además un cambio para agilizar la toma de decisiones relativas al MEDE para casos de emergencia, al sustituir la unanimidad necesaria hasta ahora por una mayoría del 85 % (en función del capital que los bancos centrales nacionales tienen en el Banco Central Europeo).
Según esta regla, los únicos países que tendrían derecho a veto -por el peso de su contribución al fondo- serían Alemania, Francia e Italia, motivo por el cual España (que aporta un 11,9 % al MEDE) reclamó que el porcentaje se elevase a un 90 %, aunque su petición fue ignorada por los socios europeos.
Otra de las novedades es que el BCE gestionará, a propuesta de su presidente, Mario Draghi, ambos fondos de rescate, lo que mejorará su funcionamiento, anunció el presidente francés, Nicolas Sarkozy, al término de la cena de la reunión de diez horas que mantuvieron los líderes europeos.
Los líderes acordaron, por otro lado, un rápido desarrollo de las dos opciones para reforzar el fondo temporal de rescate, que fueron acordadas en el Eurogrupo del pasado 29 de noviembre y que incluyen un modelo asegurador y otro de coinversión destinado a atraer a los inversores de países terceros, principalmente emergentes.