UE amenaza con suspender importación de carne bovina chilena
El sistema de certificación del SAG no garantiza la “trazabilidad” (la historia) del animal, por lo que no es posible determinar con certeza en qué condiciones se desarrolló y si recibió medicamentos veterinarios conforme a las normas.
La Unión Europea detectó serias deficiencias en el sistema de certificación de calidad de la carne de vacuno chilena, tras efectuar una auditoría, lo que obligó al Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) a suspender la certificación de carne bovina para exportar a Europa. La suspensión fue anunciada por el SAG el pasado martes 26 de marzo, donde se agregó que esto durará mientras el organismo adopta medidas que satisfagan las exigencias “en materia de inocuidad” que imperan en ese mercado.
Sin embargo y como consigna una investigación de CiperChile , lo que no se dijo entonces es que la carta enviada por la UE al SAG es tajante y anuncia que cerrará su mercado al producto si no se corrige el sistema, pero ofrece una salida alternativa: que las autoridades locales suspendan por iniciativa propia la certificación y detengan las exportaciones.
Con una escueta nota informativa de apenas 199 palabras, el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) lo publicó en su página web el pasado martes 26. El SAG, “en vista de las exigencias en materia de inocuidad que ha determinado la Unión Europea”, decidió “suspender, de manera temporal, la certificación para la exportación de carnes bovinas a ese destino”. Eso significa que Chile no podrá exportar carne de vacuno a Europa hasta que se levante dicha suspensión, situación que podría extenderse durante todo el primer semestre de este año. La razón de esta medida fue presentada por el SAG de una manera bastante ambigua, apuntando a que se había adoptado para “satisfacer en el corto plazo las condiciones que ha definido la UE”.
De acuerdo con la normativa europea el consumo de carne bovina chilena puede generar riesgos para la salud humana, debido a que el sistema de certificación del SAG no garantiza la “trazabilidad” (la historia) del animal, por lo que no es posible determinar con certeza en qué condiciones se desarrolló y si recibió medicamentos veterinarios conforme a las normas.
Si bien el SAG presentó la suspensión como una decisión que adoptó de manera autónoma, lo cierto es que lo hizo después de recibir una dura carta de las autoridades sanitarias de la UE, según informó el portal Ciper, documento firmado por Bernard Van Goethem, director de Veterinaria y Asuntos Internacionales de la Dirección General de Sanidad y Consumidores de la UE, y dirigido a Óscar Videla Pérez, jefe de la División de Protección Pecuaria del SAG.