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13 de Diciembre de 2013

TPP: El secreto acuerdo que obliga a Chile a renegociar sus tratados de libre comercio

Crece la desconfianza con el tratado de libre comercio que negocia Chile con otros 12 países del Asia Pacífico. Un grupo de 49 parlamentarios le pidieron al Gobierno transparentar su contenido, y el ex jefe de los negociadores chilenos acusa que Estados Unidos busca la liberalización total de los mercados.

Por Nicolás Sepúlveda
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Podríamos estar perfectamente ante el argumento de una película de conspiraciones y poder, como en innumerables casos que colindan con la ficción. Negociaciones secretas entre diversos países, incluida la máxima potencia mundial, encuentros de alto nivel en distintos puntos del globo, filtraciones de hackers y presiones de las industrias más poderosas del mundo, constituyen la trama real del proceso que lleva adelante el TPP, o Acuerdo Trans-Pacífico de Libre Comercio.

Son doce los países que forman parte del Acuerdo. Además de Estados Unidos, el socio más grande de entre los que negocian, en el TPP están incluidos Australia, Japón, Canada, México, Perú, Malasia, Vietnam, Nueva Zelanda, Singapur, Brunei y Chile. Las conversaciones no han sido fáciles y ya se cuentan más de 20 rondas de negociación. Según quienes conocen el tema, las discrepancias sobre diversos puntos siguen presentes y se hace prácticamente imposible que el acuerdo se firme durante el 2013, como era el deseo inicial de los participantes.

La ONG Derechos Digitales ha encabezado una campaña contra el TPP, acusando nulas ganancias para Chile. El vice presidente de la entidad, Francisco Vera, explicó a El Dínamo los fundamentos de su postura: “La cantidad de cosas que se pretenden regular con un acuerdo que inicialmente era de libre comercio, es preocupante. En particular, lo más preocupante es que se están revisando aspectos como la propiedad intelectual, como la participación de las empresas del Estado, la regulación de los flujos financieros y las inversiones, además de permitirle a las empresas demandar directamente a los países”.

A lo anterior, Vera suma un exceso de secreto en torno a las conversaciones: “No sabemos qué se está negociando, ni tampoco qué informes ha elaborado el Gobierno para conocer que beneficios, o qué amenazas, influenciarían en el país. Estamos en las sombras. Es preocupante que un Gobierno se arrogue este nivel de representación para decidir cosas que, incluso, son competencias del Congreso, y se base solo en lo que sus técnicos opinan. Es bastante impresentable”.

Hasta ahora, la oposición al TPP se había centrado en las ONG recelosas de los perjuicios que el acuerdo podría tener para el país. Pero ya se están sumando las suspicacias. El domingo un inserto en el cuerpo de Reportajes del diario El Mercurio sacó a la luz la desconfianza que la negociación despierta en el Congreso. Un grupo de 15 senadores, incluidos tres de la Alianza, y 34 diputados firmaron la declaración instando al Presidente Sebastián Piñera a que: “Detenga y transparente la negociación del TPP, y abra un debate público, técnico y político sobre las implicancias que dicho acuerdo podría tener para Chile”.

Entre los firmantes aparece el senador de RN, Francisco Chahuán; los independientes cercanos al oficialismo Carlos Cantero y Antonio Horvath; los DC Jorge Pizarro, presidente del Senado, y Ximena Rincón; los PPD Ricardo Lagos Weber, Guido Girardi y Eugenio Tuma; los PS Camilo Escalona, Isabel Allende, Fulvio Rossi, Carlos Muñoz y Juan Pablo Letelier; el radical José Antonio Gómez y el MAS Alejandro Navarro.

El resquemor en el Congreso no es algo menor, ya que en el caso de Chile el Legislativo deberá visar el acuerdo una vez que concluya la negociación entre los países.

En agosto la sala del Senado votó un proyecto de acuerdo que solicitaba lo mismo al Gobierno, pero no obtuvieron respuesta. Ante este escenario, los parlamentarios decidieron hacer públicos sus reparos. Lo mismo ocurre con Rodrigo Contreras, quien hasta marzo de este año fue el jefe del equipo negociador chileno, y que renunció debido a “motivos personales, respecto al final de la negociación”.

En conversación con El Dínamo, el ex negociador clarifica alguno de los temas más sensibles de las conversaciones, y confirma que con el TPP Estados Unidos busca liberalizar al máximo el mercado, pasando a llevar incluso los términos del TLC que Chile firmó con el gigante norteamericano el 2003.

“Liberalización total de las inversiones”

El ex jefe de los negociadores chilenos señala que existen peligros en el proceso. Aunque asegura que mientras él estuvo a cargo, el país no transó puntos que podrían afectarlo. Aunque le consultamos las razones específicas por las que renunció, no quiso profundizar en el punto. Desde el mundo de las ONG críticas al TPP, señalan que Contreras ha sostenido un creciente cuestionamiento a cómo el Gobierno viene haciendo las cosas. En esta conversación subraya que Chile no debe ceder ante las presiones, y que se debe sumar fuerzas con el resto de países interesados en que no se vean afectados sus intereses.

– Existe una discusión abierta sobre el real beneficio que podría traer para Chile el TPP. Mientras unos dicen que se estarían re negociando las condiciones del TLC con EE. UU.  en el Gobierno responden que los beneficios si existen, y que se relacionan con rebajas arancelarias. ¿Cuál es tu opinión?

Es que los beneficios o los costos no se limitan a las rebajas arancelarias, hay otra materias, como inversiones, propiedad intelectual o medio ambiente, donde si bien no se trata de abrir el acuerdo bilateral, el TPP pondría exigencias de las cuales nos defendimos en la negociación del TLC, entonces indirectamente se terminan cambiando las condiciones con las que se logró negociar el TLC.

– Los críticos del acuerdo han señalado que Estados Unidos juega un rol fundamental en las negociaciones, y que ha marcado la pauta en cuanto a propuestas. Se ha dicho también que han sido propuestas agresivas en términos de flexibilizar al máximo las regulaciones de los estados a las inversiones ¿ Es así?

Es cosa de revisar las posturas que ha tenido Estados Unidos en la negociación de sus acuerdos con Chile, Colombia y Corea, ahí se puede verificar una línea clara en el sentido de una liberalización total en materia de inversiones.

– Hasta cuando tu estuviste en el equipo negociador ¿Cuál fue la postura de Chile sobre los temas más polémicos, como propiedad intelectual, medio ambiente o margen de acción de las empresas estatales?

La postura fue sostener la posición chilena y generar posiciones alternativas convenientes para Chile de manera de forzar un escenario de flexibilidad en la negociación, mal que mal, Chile no es el único país con estas posturas. Por otra parte, también se exigieron redacciones extremadamente claras que no den pie a futuras interpretaciones, dado que las redacciones ambiguas se prestaban para luego salir afectado por futuras interpretaciones.

– Según tu experiencia ¿Existe alguna posibilidad de negociar efectivamente los términos del Tratado con Estados Unidos, es decir, el resto de los países conformó una correlación de fuerzas que pudiera incidir efectivamente en las conclusiones?

Según mi experiencia es lo que se debe hacer, por que si bien las exigencias que hay sobre la mesa no son compartidas por Chile, van a afectar fuerte a otros países del acuerdo. Por lo tanto lo lógico, es dejar las ansiedades de lado y negociar entre todos aprovechando que se trata de un acuerdo plurilateral.

– Los críticos acusan presiones de la industria farmacéutica y del espectáculo, entre otras, para fijar ciertas condiciones que las beneficien, como el aumento de penas para quienes compartan bienes culturales a través de internet. ¿Cuál fue el criterio de Chile, hasta marzo de este año, en esas materias?

La política sobre las penas legales, la orientación en materia de propiedad intelectual y el acceso a la salud, se determinan desde adentro y según las necesidades chilenas y de ninguna manera se deben decidir en base a los intereses de industrias particulares de otros países. Por este motivo se mantuvo inalterable la posición chilena desde el día uno.

Contreras agrega que el tema no está finiquitado, y que existen posibilidades de poner un freno y resguardar efectivamente los intereses de Chile: “El que no se haya cerrado el TPP este diciembre es una gran y quizás última oportunidad para lograr un acuerdo balanceado y que responda a los intereses de todas las partes. El que no se haya cerrado, es por que realmente no hay consenso en las posturas que están sobre la mesa, por lo cual se hace necesario generar escenarios para considerar las posturas y necesidades de todos los países”.

¡Peligro: TPP!

Carlos Furche fue Director General Económico de la Cancillería, DIRECON, entre el 2004 y 2010, y le tocó participar de las conversaciones iniciales del acuerdo que ahora entra en su recta final. Fue el encargado de aprobar la cláusula de confidencialidad que prohíbe a los países miembros dar a conocer los textos de lo que se negocia. Sin embargo, hoy se lanza en picada contra el TPP, y en el documento “Chile y las negociaciones del TPP: Análisis del impacto económico y político”, da a conocer sus razones.

Entre los puntos calificados como “sensibles” por Furche, se encuentra la supuesta petición que habría hecho Estados Unidos para que los miembros del TPP limitaran la operación de las empresas estatales. Según relata el experto: “Podría afectar el establecimiento de nuevas empresas del Estado, lo que constituiría una limitación seria al impulso de medidas de corrección de fallas del mercado, como es el caso de las AFP, las ISAPRES, la Banca de Desarrollo, o el impulso a actividades de carácter estratégico como la producción de energías limpias”.

Otro de los signos de interrogación que instala el ex jefe de la DIRECON, se relaciona con el movimiento de capitales, donde apunta: “No parece razonable ni aceptable aceptar modificaciones que vayan en la dirección de liberalizar aún más el control del flujo de capitales, como parece ser la intención de los negociadores de Estados Unidos”. El condicional en cada una de sus afirmaciones se explica por el extremo secretismo que ha acompañado las conversaciones. Solo algunas filtraciones de Wikileaks han permitido conocer detalles de lo que se negocia.

El medio ambiente es otra preocupación de Furche. Mirando con sospecha a Estados Unidos, menciona que en el TLC que ese país firmó con Perú, se establecieron disposiciones que limitaron la acción de los organismos públicos frente a las empresas, lo que derivó en conflictos con las comunidades. Según la información disponible, dice él, EE. UU. estaría presentando disposiciones parecidas a la mesa de negociación.

Otro de los puntos que llaman su atención, es el capítulo de Coherencia Regulatoria – que ya estaría cerrado-. Furche asegura que bajo el argumento de uniformar las regulaciones de los distintos países pensando en los inversionistas y en facilitar líneas de producción internacionales, se pueden pasar a llevar leyes que actualmente rigen en los países. En su texto entrega algunos ejemplos: “Normas como las relativas a emisión de gases de automóviles, etiquetado de medicamentos, disposiciones ambientales y, en general, todo aquello que las autoridades o empresas de los países socios del TPP puedan interpretar como limitante del comercio”.

Pero, sin duda, el tema que ha generado mayor discusión pública, y que desde la misma DIRECON reconocen como uno de los más sensibles, es el relativo a la Propiedad Intelectual. Es polémico, porque en este capítulo podrían modificarse desde los precios de los medicamentos, hasta la libertad con que los ciudadanos navegan por internet. El tema fue puesto en la mesa, nuevamente, por Estados Unidos.

La situación es delicada. Furche cuenta que Chile ha ejercido cierta resistencia en este punto, tomando en cuenta los términos del TLC que el país firmó con Estados Unidos el 2003. Como ejemplo, cita las presiones de los norteamericanos para que el Instituto de Salud Pública asuma la defensa de los intereses de la industria farmacéutica. La negativa chilena habría llevado a EE. UU. a ubicar a nuestro país en la lista roja de los que no protegen adecuadamente los derechos de propiedad intelectual.

“La reapertura del capítulo de “Propiedad Intelectual” pone a Chile en una situación de vulnerabilidad , pues le obligaría a asumir compromisos que van más allá de los establecidos en el TLC bilateral, sin recibir a cambio ninguna compensación”, advierte el ex DIRECON. Y agrega que al aceptar nuevas exigencias: “Nos llevaría a pagar en dos oportunidades por los mismos beneficios, lo que evidentemente es inequitativo”.

Otro asunto que podría modificarse en el ítem de Propiedad Intelectual es el plazo de protección de los derechos de autor, que actualmente es de 70 años desde publicada una obra, luego del cual ésta pasa a ser patrimonio público. La petición de los norteamericanos sería aumentar a 95 años ese plazo, lo que “no sería razonable”, según Furche.

Un nuevo punto de advertencia, no menor, es la disposición que “obligaría a los proveedores de internet a, eventualmente, bloquear el acceso a determinados contenidos, restringiendo en la práctica el acceso de los usuarios y estableciendo una suerte de censura privada”, ya que se asumiría que los proveedores de las conexiones deben resguardar que no se violen los derechos de autor en la web. Incluso, se ha mencionado que en las negociaciones Estados Unidos ha presionado para que se castigue penalmente a quien comparta libros o discos en internet, aunque sea sin fines comerciales.

Las implicancias políticas tampoco serían menores. Nadie ha quedado indiferente al hecho que China, el gigante asiático, no es parte de la negociación. Como tampoco lo es en otro acuerdo similar que cocina Estados Unidos con la Unión Europea. Según Furche: “(el TPP) No se trata de una iniciativa políticamente neutral y el impacto político de su conformación tanto en la región asiática, como en algunos países de América del Sur, debe ser necesariamente incorporado en la evaluación que se haga desde Chile para definir su participación, entendiendo que están en juego opciones estratégicas de largo plazo respecto de la inserción internacional de país”. Actualmente, la mayor parte de las exportaciones chilenas, el 23%, se hace a China.

El Gobierno montado en la vela

El pasado fin de semana se desarrolló en Singapur un nuevo encuentro político de los países miembros del Acuerdo. Según cuentan en la Cancillería, ya finalizó el período formal de negociación, por lo que los técnicos desaparecieron de escena y ahora son las autoridades políticas las que definen, con un mayor poder de decisión. En representación de Chile, viajó al encuentro el actual jefe de la DIRECON, Álvaro Jana.

Al cierre de este reportaje, Jana viajaba de regreso al país. Por ello, esgrimieron en la Dirección Económica de la Cancillería, no pudieron responder a las preguntas enviadas por El Dínamo para conocer la postura oficial del Gobierno y saber cuales son los avances que se han registrado en la materia. Sin embargo, en los últimos meses Jana ha defendido con garras el TPP.

En una entrevista concedida al Diario Financiero, expresó: “Se habla de costos y perjuicios del TPP, pero el mayor costo para Chile es no ser parte”. El actual encargado de las negociaciones, descartó las críticas de el ex director de la DIRECON, Furche, y señaló que el país no re negociara las condiciones de sus TLC: “Quien hace la afirmación lo hace con información errada o muy parcial, por lo tanto la afirmación es totalmente desmentible y no tiene ningún asidero con la realidad”, señaló Jana al DF.

Según la autoridad, los beneficios para Chile serán claros: “Lo que va a pasar es que el TPP va a representar un proceso de integración tremendamente relevante para las economías que están participando, hay ganancias concretas y por supuesto que van a haber algunas adecuaciones, pero comparado con esas ganancias, todos esos ajustes van a ser adecuados”.

En una entrevista anterior, en Diario Pulso, Jana profundizó en los beneficios que obtendría el país con el TPP: “Las ventajas son múltiples. El TPP generará diversos beneficios para Chile en materia de acceso y en materia regulatoria. En primera instancia, permitirá acelerar los calendarios de desgravación arancelaria en los acuerdos previamente negociados con algunos socios TPP. Los acuerdos con Malasia, Vietnam y Japón son ejemplo de los países con los cuales Chile está focalizando sus tratativas en estas materias. A su vez, presenta la oportunidad de incluir productos en la liberalización arancelaria que fueron excluidos en acuerdos anteriores con socios TPP”.

En la misma entrevista, Jana reconoce que la firma final del TPP, de concretarse, se dará en el próximo gobierno. Situación que no se ve fácil luego de las declaraciones emanadas desde el comando de Michelle Bachelet, la más probable ganadora del balotaje a desarrollarse este domingo.

En la cuenta de Tuiter del comando de la ex mandataria, se escribió el 9 de diciembre: “El #TPP debe ser revisado para proteger los intereses de Chile. Infórmate de sus implicancias y apoya esta causa”. Lo que se suma a lo planteado en el programa de la candidata, donde en el capítulo de relaciones exteriores se plantea: “Debemos asegurar que un acuerdo de este tipo no implique una nueva discusión o revisión de las cláusulas sobre propiedad intelectual y otros temas que cambiarían el estándar internacional ya negociado, al suscribir un TLC entre nuestros países”.

El próximo encuentro de los países negociadores se realizará en Suiza, en lo que debiera ser una de las últimas juntas, tomando en cuenta la premura que han expresado diversos gobiernos para finiquitar el Tratado. Al menos en Chile, la discusión recién comienza a tomar cuerpo, y está por verse lo que ocurrirá, debido a los resquemores expresados por la Nueva Mayoría, conglomerado que tendrá desde marzo la mayoría absoluta en el Congreso, y muy probablemente, el control de La Moneda.

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