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Actualizado el 25 de Noviembre de 2020

Angelini, Bachelet y la PUC: otra manifestación del mercado en la educación

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Joao Acharán / Juan Pablo Miranda es Estudiantes Ciencia Política UC, miembros de la plataforma Crecer UC e Izquierda Autónoma UC.

Hoy se inaugura y bendice el Centro de Innovación UC – Anacleto Angelini. El proyecto de más de US$22 millones, donado en su totalidad por el grupo empresarial Angelini e instalado en el Campus San Joaquín de la Universidad Católica (que se suma al complejo Andrónico Luksic construido el año pasado). Esto viene a dar cuenta, nuevamente, de las lógicas de mercado que no sólo se hacen evidentes en nuestra Universidad, sino que en la totalidad de las instituciones educativas de nuestro país.

Más allá del problema de déficit democrático que evidencia esta decisión de construir un Centro de Innovación sin la participación de todas y todos quienes componemos la comunidad educativa, la situación pone sobre la mesa una dimensión de la mercantilización de la educación que aún no aborda el movimiento estudiantil: el impacto de las lógicas de mercado en la definición del tipo de profesionales que se están formando, qué investigación y qué conocimiento se está generando.

Pareciera existir consenso en concebir a  las Universidades como el lugar desde donde se piensan los problemas de la realidad nacional y desde donde se desarrolla docencia, investigación y extensión que apunta a la superación de los mismos. Sin embargo, no se trata solo de generar investigación que busque “soluciones concretas a los problemas contemporáneos”, ni “formar profesionales íntegros con valores éticos”, ni tampoco “establecer canales de comunicación fluidos entre la Universidad y la sociedad” como afirman algunos sectores, sino que de la definición de la forma en la que se abordan los problemas contemporáneos, del tipo de valores que se promueven, profesionales que se forman y relaciones que se promueven entre la Universidad y la sociedad. La pregunta relevante es, por tanto, de la direccionalidad y orientación de dicho conocimiento.

Para ello, se hace evidente la necesidad de observar la producción de conocimiento desde un punto de vista de totalidad, es decir, desde su construcción (cómo nace, con quién se crea, qué principios persigue) hasta la orientación (su uso) del mismo. Es así que, como resultado de la actual estructura que obliga a la competencia entre las instituciones y al autofinanciamiento, como al compromiso histórico de la UC con el modelo y sus representantes políticos y económicos, dicho conocimiento se pone al servicio de los dueños de los medios de producción a través de la venta de servicios, la investigación asociada y financiada por grandes empresas o la definición de mallas curriculares y perfiles de egreso en función de las necesidades del mercado. Si asumimos que el conocimiento generado en las instituciones de educación necesariamente impacta en la sociedad, debemos reconocer que hoy, dicho impacto es funcional y reproductor de las lógicas del modelo político y económico dominante. Quienes quieren hacernos creer lo contrario confunden –intencionadamente o no- el mundo empresarial con la “sociedad civil”, el interés particular con el interés general y, en definitiva, lo eminentemente privado con lo público.

En este escenario, la presencia de la Presidenta Bachelet como la principal anfitriona de la inauguración del Centro no tiene por qué parecernos casual. Esto sólo nos demuestra su compromiso con el gran empresariado chileno y que el proyecto político de la Nueva Mayoría está al servicio de los grandes grupos económicos de Chile.  Las lógicas de su gobierno no vendrán a erradicar el mercado ni en la educación ni en los distintos derechos sociales que arduamente han sido defendidos en los últimos años. Como movimiento estudiantil hemos sostenido innumerables veces que no queremos finalizar el lucro sólo con recursos públicos, ni queremos que finalice la selección escolar sin tocar colegios privados ni tradicionales. Somos enfáticos en que nuestra reforma busca la democratización de las instituciones educativas, orientar el conocimiento hacia el Chile de las grandes mayorías y la necesidad de erradicar la totalidad de las lógicas de mercado en la educación.

De ahí que la reforma del movimiento estudiantil, el día de hoy, debe pararse en una vereda opuesta a la de la Nueva Mayoría. Debemos luchar por recuperar la educación pública que tanto añoramos, luchar por cambiar nuestra Universidad, y luchar por cambiar nuestro país.

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