Reforma Tributaria no creíble
La percepción de que será la clase media quién pagará la reforma aumenta en la medida que suben los precios de los bienes que más consume, suerte de círculo vicioso en la cual se comienza a mover la economía y le añade un motivo de preocupación adicional al ya existente.
Aldo Cassinelli es Subdirector Instituto Libertad
A esta altura del debate tributario ya nadie pone en duda que el alza de impuesto la tendremos que pagar todos. Se podrá discutir cuánto le corresponde a cada uno en términos de impacto, pero el anuncio original enviado por el gobierno respecto que sólo afectaría a los “poderosos” o al 1% más rico ya no es creíble para los chilenos.
Esto es especialmente notorio en los sectores de clase media, quienes por lo general se llevan el mayor impacto de toda alza de tributos, sin necesariamente recibir los beneficios de las políticas públicas financiadas con esta incremento de recaudación.
La percepción que será la clase media quién pagará la reforma aumenta en la medida que suben los precios de los bienes que más consume, suerte de círculo vicioso en la cual se comienza a mover la economía y le añade un motivo de preocupación adicional al ya existente.
Por otra parte, uno de los principales empleos de la clase media, que está en el sector de la construcción, según estudio de la OCDE 2010 en su Latin American Economic Outlook, será impactado doblemente por el IVA aplicado a las viviendas de 2.000 a 4.000 UF, impuesto que en la actualidad no existe. Quienes decidan capitalizar sus ahorros comprando una segunda vivienda se verán perjudicados por el pago de impuesto al venderla, ya que la segunda vivienda quedará gravada por el global complementario.
Esta industria requiere para su desarrollo mano de obra calificada y no calificada, la cual proviene fundamentalmente de los sectores medios, siendo el auge de la construcción el que ha permitido a miles de personas salir de su condición de pobreza y acceder a los beneficios que hoy ostentan. También entran en esta lista las personas que se desempeñan en el sector comercio, cuyo auge es bastante conocido en los últimos veinte años.
Son precisamente aquellos grupos de personas los que hoy ven amenazados los logros que obtuvieron con gran esfuerzo, producto de una reforma tributaria incierta en sus beneficios, pero clara en sus costos. La sabiduría popular, que bien sabe de eso de “gato por liebre”, no ha titubeado en rechazar el alza de impuestos.
El gobierno, desconcertado ante la resistencia a su proyecto, ha reaccionado ásperamente contra sus oponentes clásicos, los partidos de centroderecha , los empresarios y “poderosos”. Pero al descubrir que la contrariedad ciudadana es más profunda, ha encomendado estudios más complejos para entender por dónde hace agua la propuesta.
Lo relevante es que la apertura al diálogo mostrada por el gobierno en estos días, algo forzada por las circunstancias, pero recibida con mejor ánimo por quienes aspiran lo mejor para el país, den como resultado un cambio positivo en las propuestas y no vuelva a ponerse el peso del esfuerzo en la cargada clase media de nuestra nación.