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Actualizado el 25 de Noviembre de 2020

Hay que ponerse en el vehiculo del otro

"Los primeros martes de cada mes los ciclistas nos recuerdan que son un medio transporte que cada día gana más adherentes, sin ninguna regulación que les brinde en espacio entre los autos y las veredas".

Por Jorge Hoehmann
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Jorge Hoehmann es Arquitecto, director de la escuela de Arquitectura de la Universidad Mayor. Fundador y director de Hoehmann Arquitects, su trabajo se ha vinculado con sus fuertes inquietudes sociales, desarrollando proyectos con destacados arquitectos como Cristián Fernández Cox. Ha participado en más de 15 proyectos ganadores de concursos de arquitectura a nivel nacional e internacional y canalizado sus inquietudes por un mundo sustentable a través de su medio de transporte: la bicicleta.

Estos últimos meses hemos vivido bajos discusiones polarizadas entre automovilistas, ciclistas, peatones y buses, con solo un factor común: una ciudad altamente congestionada.  Con esto no  me refiero solo a Santiago, sino también a ciudades como La Serena, Rancagua, Concepción o Temuco, que han sido víctimas de un crecimiento explosivo sin regulación. Se estima que la velocidad de desplazamiento en auto hoy es de 17km/hr y que el próximo año, de no variar las condiciones actuales, disminuirá a 13 o 14 km/hr. Con esta disminución de la velocidad de desplazamiento –que cada año aumenta- es evidente cuál es el pronóstico: el aumento del parque automotriz terminara colapsando todo el sistema.

Pero hay formas de prevenir esta situación. Hay ejemplos de buenas prácticas que han permitido revertir problema, focalizando sus esfuerzos en el transporte público. En los casos más osados, con el fomento de vehículos de menor dimensión como la bicicleta. Pero en nuestro país, ¿quién puede solucionar este problema? Lamentablemente, la situación es compleja. Contamos con un Ministerio que dirime entre el Transporte y Telecomunicaciones (hágase usted la idea qué tal funcionan estos dos temas), Intendentes sin recursos técnicos, y Municipios que si bien toman iniciativas, en ciudades de más de una comuna el problema trasciende a ellos.

Los primeros martes de cada mes los ciclistas nos recuerdan que son un medio transporte que cada día gana más adherentes, sin ninguna regulación que les brinde en espacio entre los autos y las veredas. Por otra parte, la ausencia de verdaderas ciclovías  nos recalcan la fragilidad de nuestro sistema de transporte, en el cual tenemos que sumarnos como parte del problema con nuestros autos.

Anhelamos un sistema interconectado que incluya todos los medios de transporte, pero hasta que esto no ocurra, lo invito a ponerse en el medio de transporte del otro y esperar que ciclistas, automovilistas y transporte público cuenten con una regulación equitativa que nos ayude a salir de este embrollo.

 

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