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Actualizado el 25 de Noviembre de 2020

Shale gas y el eterno crecimiento

En Chile este tipo de gas se encuentra en etapa de exploración en Magallanes, ya que poseemos una reserva significativa en dicha zona, por lo cual empresas como ENAP, Geopark, Wintershall e YPF ya están en etapa de estudio para finalmente poder extraerlo.

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Pamela Poo es Cientista político UDEC. Magíster en Sociología Arcis; Diplomado en Medio Ambiente, Empresas, Derechos Humanos y Políticas Públicas; Ecología Política CLACSO; Coordinadora del Observatorio Parlamentario Ciudadano del Programa Chile Sustentable.

En los últimos meses y debido al lanzamiento de la Agenda Energética por parte del gobierno, se dio a conocer como opción de importación y producción, el poco conocido Gas No Convencional o también llamado en inglés Shale Gas.

Al parecer el gas es una mejor opción si se trata de emplear una matriz energética menos contaminante que el actual petróleo y carbón utilizado, pero lamentablemente el Shale Gas o Gas de Esquisto lo rondan cuestionados métodos para su extracción, tanto así que países de Europa y estados como el de Nueva York en Estados Unidos han prohibido su extracción.

El Shale Gas, es gas atrapado en la roca que se debe extraer a través del fracking, técnica que consiste en fracturar la roca e introducir una gran cantidad de fluidos que contienen alrededor de 600 químicos, que al encontrarse patentados muchas veces no se sabe qué contiene la solución. Muchas veces esta acción contamina las napas de agua, lo que hace que la ciudadanía y los ecosistemas se vean expuestos a estos químicos.

En Chile este tipo de gas se encuentra en etapa de exploración en Magallanes, ya que poseemos una reserva significativa en dicha zona, por lo cual empresas como ENAP, Geopark, Wintershall e YPF ya están en etapa de estudio para finalmente poder extraerlo.

Entre los principales cuestionamientos que se tienen en relación al Shale Gas, se encuentran las grandes cantidades de agua que se utilizan en el proceso, la contaminación de las napas subterráneas, las soluciones químicas utilizadas, ya que muchas de ellas producen cáncer, el aumento de la actividad sísmica, los lodos que quedan en la superficie y la contaminación del agua para bebida humana. Por lo tanto el Shale Gas, no es inocuo como se presenta, quizás es más limpio desde el punto de vista de las emisiones, pero muy contaminante en relación a lo que ocurre a nivel subterráneo con la extracción.

A mi parecer apostar por producir e importar Shale Gas es sólo una manera de expiación de culpa momentánea en relación a los combustibles que se utilizan en las termoeléctricas que se encuentran operando, y es un reflejo de que el gobierno quiere aplicar un método menos contaminante entre comillas.

Se entiende que en el corto plazo se deben determinar políticas paliativas en cuanto a la energía, pero en el mediano y largo plazo es necesario repensar el tipo de desarrollo que estamos llevando a cabo como país, en donde la minería que es el gran consumidor de energía sigue siendo nuestro producto estrella, y en donde muchos siguen repitiendo que es nuestra ventaja comparativa, seguir adoptando ese dogma no nos lleva por el mejor camino en el largo plazo.

La extracción de Shale gas y de petróleo de arenas bituminosas es el ejemplo de la locura del eterno crecimiento a cualquier costo, sacrificando a los ciudadanos, los ecosistemas, como también las generaciones futuras.

Por último, es necesario que la clase política realmente evalúe estas opciones y se transparente el por qué de estas decisiones, ya que preservar la senda del crecimiento infinito en un planeta finito sólo nos lleva a aumentar los riesgos para la vida en todos los niveles de esta.

 

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