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Actualizado el 25 de Noviembre de 2020

Mi cuenta en Twitter no es personal

"En cualquier foro público, discutir de política, gritar, decir garabatos o defender posturas extremistas, por poner algunos ejemplos, nos posiciona ante los demás".

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Luis González es Director de Comunicación Online Llorente & Cuenca Chile.

Cada vez es más común leer en las biografías de Twitter frases como “esta es mi opinión y no representa a la empresa donde trabajo”, pero ¿es esto válido?

Las redes sociales revolucionaron la forma de comunicarnos. Pareciera ser que estas plataformas han despertado un fervor que llevábamos oculto y muchas veces no somos conscientes de las consecuencias que nos puede traer. El debate surge cuando uno se pregunta: ¿Se puede tener doble personalidad en las redes sociales? ¿Se puede ser políticamente correcto en una cuenta y en otra expresar sin pudor lo que sentimos, aunque traiga consigo algún insulto, una descalificación e incluso un garabato? ¿Se puede mantener una cuenta como “personal” y pretender que no afecte a nuestra relación laboral?

Hoy sólo en Chile existen más de 9,3 millones de usuarios en Facebook y más de 6 millones en Twitter. Hoy no hay distinción entre una cuenta personal y profesional en ninguna red social, ni siquiera en Linkedin, posiblemente la red profesional por excelencia. Toda nuestra actividad pública en redes sociales, ya sea posteando en Facebook, subiendo fotos a Instagram, compartiendo videos de Youtube, o comentando las noticias de los diarios, determinan cómo nos expresamos con nuestro entorno, lo que nos gusta o disgusta, nuestros intereses personales, profesionales y familiares.

Es decir, estamos interactuando en las Redes Sociales de la misma manera que conversamos en un bar con los amigos, o en una plaza. En cualquier foro público, discutir de política, gritar, decir garabatos o defender posturas extremistas, por poner algunos ejemplos, nos posiciona ante los demás. Y no podemos pretender que se quede como “es mi opinión personal, nada tiene que ver con mi trabajo”. Porque resulta que mis amigos, mi familia, y mi entorno social saben dónde trabajo, y por tanto estoy vinculado de forma permanente a mi empresa.

Debemos ser conscientes de que se trata de nuestra marca personal, nuestra reputación, de la que forman parte tanto nuestra actividad profesional, como nuestro comportamiento social. Porque entre todas las personas con la que compartimos contenidos en Twitter, Facebook y el resto de redes sociales, se encuentran amigos y familiares, pero también tenemos a nuestros jefes, compañeros de trabajo, nuestros clientes –actuales y potenciales-, nuestra competencia, incluso nuestros próximos posibles empleadores.

Tratar de mantener una barrera de separación entre lo estrictamente personal y lo profesional, bloqueando a ciertas personas, o compartiendo ciertas cosas sólo con la gente más cercana, tampoco funciona. De la misma manera que no funciona en el mundo real.

Por tanto, no importa que se presente como cuenta personal o profesional, compórtese en las redes sociales de la misma manera que lo haría en la plaza o en el bar: con educación, moderación y sentido común, ya que todo el mundo puede verlo. Y además esas opiniones podrán verse también mañana. Y pasado mañana.

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