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Actualizado el 25 de Noviembre de 2020

La cultura del amamantamiento

Por María José Ugarte
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María José Ugarte es Licenciada en psicología, formada en apego segura UC. Doula Directora de Vinculados S.L.P (www.vinculados.cl), Colaboradora en Centro Parto Integral Talagante. Motivada por visibilizar la infancia y en la implicancia de los procesos vinculares entorno a la promoción, prevención e intervención de los mismos.

Amamantar es un derecho de toda madre, creo que para hacerlo válido la información es fundamental. Todo tipo de información suma, pero principalmente la filial, aquella que se da de madre a madre en el núcleo íntimo del sistema familiar, ese traspaso a través del lazo relacional, al margen si las abuelas tuvieron o no lactancia -porque las “sutilezas” prácticas las podemos ir incorporando-, me refiero más bien a la disposición emocional del núcleo cercano para con la madre.

Hace más de 6 décadas psicólogos experimentales comenzaron a observar animales con sus crías recién nacidas, fue así como se dieron cuenta  de la diferencia entre aquellas diadas apartadas rápidamente por ciertas horas (luego del alumbramiento), versus aquellas que se mantenían juntas las primeras 6 horas y luego se retiraban. Los resultados nos hablan de la importancia del contacto primario, en el primer caso la madre no reconocía a su cría negándose a amamantarlo, incluso en ocasiones los podían agredir, en el segundo caso sí lograban reconocerlo, acogerlo y  amamantarlo normalmente.

Esas horas cruciales hoy en día se conocen como el “período sensitivo” y, gracias a los trabajos realizados por el doctor Klaus y colaboradores en Guatemala, en la actualidad  no podemos dudar que este período es parte del desarrollo instintivo de los seres humanos y, dicho sea de paso, es fundamental para los primeros pasos de un  proceso de amamantamiento y apego, ya que toda cría mamífera trae en su predisposición genética la mágica posibilidad de interactuar.

Puedo decir a “ciencia cierta” que amamantar en los inicios puede  doler, (hay grietas, llantos, acumulación de leche, etc) cansar, ( libre demanda: cuando el bebé solicite mamar, no cronológicamente cada 3 horas),  nos refuerza constantemente que la supervivencia de un otro depende exclusivamente de nosotras, lo cual puede llegar a ser abrumador (¿sube de peso, mama lo suficiente, queda con hambre, mi leche es mala,  no lo está alimentando? y un sinfín de etc)…Por eso el Período Sensitivo del que hacía referencia anteriormente debe ser escuchado, ganarse su espacio en la cultura, no porque determine la salud mental y físico de un bebé, sino porque a mi consideración ese primer encuentro protegido permite que ambos puedan  volcarse entre sí,  sin “preocupaciones externas”, de modo tal de continuar  día tras día reforzando el lazo que con los años se va haciendo cada más indivisible e intenso, tal como se reconoce también desde la pediatría (Pinto F.) el mayor lazo afectivo de la humanidad, el cual vincula a un hijo con su madre de por vida, a través del alimento y el amor, y que , sin ir más lejos, explica que nuestra especie haya sobrevivido más de 200.000 años, pese a  decenas de desastres naturales e incluso períodos glaciales.

Si hoy en día celebramos la Semana Mundial de la Lactancia Materna, es porque Debe existir un cambio en términos culturales, valóricos, familiares y a nivel social. En donde la comunidad entera esté informada,  la malla escolar incorpore éstos contenidos, la universitaria (principalmente carreras de salud), sigan especializando a sus alumnos,  y por sobre todo exista una clara conciliación maternidad-trabajo, que permita la prolongación no sólo del cuidado hacia los hijos (muy distinto a lo que hoy vemos ya que encargamos en  otros el  cuidado de los nuestros),  sino también de sus lactancias;  de modo tal que  cada una de las partes asuma la responsabilidad de ser factores protectores en el apoyo y promoción de la lactancia materna. Ya que nadie puede dudar de los múltiples beneficios en este proceso y  que cuando una diada madre-bebé se alimenta mutuamente,  hay una sociedad entera que se nutre.

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