Capitalismo, democracia e industria cultural en Chile
En vez de progresar en conocimientos y en formas de convivencia, la “sociedad de la información y del conocimiento”, produce una gran ausencia – a nivel de los medios de difusión masiva – de una información pertinente, adecuada, de calidad, oportuna, transparente.
Héctor Vera es Periodista (Universidad de Concepción). Doctor en Comunicación Social (Université Catholique de Louvain. Bélgica). Fue Vicerrector de la Universidad Católica del Norte- Antofagasta (1970-1973). Vivió en el exilio en Bélgica durante 16 años ( 1974-1989). Consultor en educación en derechos humanos del Consejo de Europa y de la UNESCO. Investigador de la Université de Paix, Namur, Bélgica. Desde 1999 es Profesor de Teoría de la Comunicación y de Epistemología de la Comunicación en la Universidad de Santiago de Chile.
Chile, Latinoamérica y la población mundial, se enfrentan a problemáticas emergentes que amenazan el desarrollo democrático y participativo de las sociedades capitalistas industrializadas- informatizadas, que llevan a la cibersociedad y provocando grandes cambios en el entendimiento del desarrollo social.
La comprensión de la realidad, es un desafío que enfrenta cualquier contemporáneo. Para un periodista la responsabilidad es mayor, porque es un líder de opinión, con amplio acceso a diversas fuentes y con respaldo en la distribución de mensajes. En consecuencia, debe conocer mejor la actualidad que el promedio de la población.
Se viene haciendo evidente que la tarea de conocer se hace está cada vez más difícil y compleja. Esto está conectado con las nuevas tecnologías de la infocomunicación, las mutaciones en el imaginario y en las prácticas de las sociedades (globalización, precarización del medio ambiente), la acumulación desigual de riquezas, las subsecuentes redefiniciones de los controles y del poder social y político.
La sociedad latinoamericana vive bajo el signo de la organización capitalista, es decir, del dominio del capital sobre el trabajo, del predominio del mercado sobre el Estado (Chile) y bajo los modos de relación que liga producción y simbolización de manera industrial o masiva. Hemos visto en el Campeonato Mundial de Futbol de Brasil a destacados periodistas, comentar- a veces de fútbol- y hablar mucho de las barras, de los problemas del tránsito en Rio de Janeiro. ¿Es el tipo de profesional que deben formar las universidades latinoamericanas? ¿Una especie de transformer, que se ocupe de todo lo que es espectáculo cualquiera que este sea? ¿La población de los países capitalistas no necesitan de una información de calidad, oportuna, especializada, que explique los procesos o un conjunto de acontecimientos?
La cibersociedad es el tipo de sociedad tecnologizada con la que se desarrolla actualmente el capitalismo. La cibernética se traduce en inteligencia artificial donde la acción humana puede ser reemplazada por los dispositivos mecánicos-electrónicos, pudiendo generar liberación y opresión. La cibersociedad nos lleva a la despersonalización completa del poder, especialmente del represivo. Ya hoy es difícil conocer el rostro de los agentes de policía o de los jueces que nos culpabilizan de algo ¿Cómo la población en los llamados sistemas democráticos enfrentará esta tecnolopolítica y la creciente espectacularización del conocimiento?
La despersonalización del poder o el anonimato de sus agentes, se relaciona con la gigantesca contradicción de la sociedad capitalista que ha alcanzado una tecnología que produce abundantes bienes, incluido los alimentos, pero sigue habiendo una gigantesca desnutrición en la población. (1)
En vez de progresar en conocimientos y en formas de convivencia, la “sociedad de la información y del conocimiento”, produce una gran ausencia – a nivel de los medios de difusión masiva – de una información pertinente, adecuada, de calidad, oportuna, transparente.
Los formatos y los contenidos mediales que se dan con abundancia hoy, son predominantemente los reality show en la televisión. Los terremotos e incendios recientes en Chile (Norte grande y Valparaíso ) se convirtieron, durante varias semanas, en una tragedia que comentan los famosos. A los directamente afectados se los transformó, en actores que cuentan en cámara su dolor.
Estos medios mercantilizados al extremo, necesitan periodistas competentes en saber emocionar e impactar, encontrar el lado dramático de todo lo que sucede, y exige o más bien impone – al mismo tiempo –poco conocimiento específico de las materias tratadas, más bien habilidades de contacto para que la gente sea entrevistada y abra su alma.
Pero también el propio desarrollo de las ciencias duras como la física cuántica, la astrofísica, la ingeniería genética, la informática, la nanotecnología… ponen en cuestión las propias fronteras de la realidad conocida, el contenido de la misma e incluso el basamento del entendimiento de la verdad y de la naturaleza de los fenómenos estudiados. Esto tiene una correspondencia con lo que ocurre también en las ciencias sociales y en la propia crisis de definición del periodismo al interior de la cibersociedad.
La circunstancia que más se opone a aprovechar la explosión cognitiva que se está generando, es el modo capitalista de producir bienes, cultura e información, el que centraliza todas las actividades sociales en torno al mercado y al lucro.
Las condiciones que impone el capitalismo a la producción y a la distribución de información, de saberes y de cultura, tienen directa relación con el costo de la información. Una información cara de producir, como lo es la información política o científica bien realizada, es rara en el sistema capitalista, porque resulta más rentable y popular la información en formato de entretenimiento y que cuesta poco producir.
Si queremos que Chile navegue bien en la cibersociedad, debe iniciarse una robusta política de Estado y de la sociedad civil que limite los absurdos de la producción industrial de información y entretenimiento y luche por garantizar el derecho a una información pública de calidad, oportuna, pertinente….lo que está cada vez más lejos de nuestra inmediata realidad.
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(1) El último informe del Banco Mundial calcula que casi 1.200 millones de personas viven actualmente con una renta máxima de un dólar diario, lo que supone que cerca de la cuarta parte de la humanidad se encuentra en una situación de extrema pobreza, sin poder cubrir siquiera sus necesidades nutritivas. El mismo informe estima que, si pobreza es “tener hambre, carecer de cobijo y ropa, estar enfermo y no ser atendido, y ser iletrado y no recibir formación”, el 46 por ciento de la población mundial padecería estas condiciones ya que 2.800 millones de personas viven con menos de dos dólares diarios. Dos recientes estudios, el informe anual de la FAO y otro elaborado por la ONG Acción contra el Hambre, calculan que unos 800 millones de personas sufren desnutrición, lo que representaría el 13 por ciento de la población mundial. Información que se encuentra en Internet en este link.