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Actualizado el 25 de Noviembre de 2020

Reforma Educacional: responsabilidad de forma y fondo

"Pero criticar y entrampar reformas es fácil. Nosotros somos una oposición responsable, constructiva y consiente. Con Amplitud estamos trabajando en una formulación concreta".

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El consenso en cuanto a que la educación pública chilena está en crisis es sumamente compartido. No son muchos los sectores que hoy sostengan que en nuestro país tenemos un sistema educacional bueno, justo, de calidad, inclusivo, accesible y no deseable de perfecciones.

A su vez, somos muchos (una gran mayoría me atrevería a decir) los que creemos que el sistema debe ser reformado, que deben introducirse cambios y aplicar mejoras sustanciales a un sistema que no sólo está agotado, sino que demostrando falencias nocivas que se extrapolan a toda la sociedad.

Si el problema está sumamente detectado y es, a su vez, tan compartido por la gente, ¿por qué las soluciones planteadas por el gobierno tienen una aceptación tan baja y un rechazo tan alto por parte de la ciudadanía? Creo yo, la respuesta es lógica. La reforma educacional, o al menos lo que se conoce de ella, ha sido tratada bajo un marco de irresponsabilidad y falta de prolijidad, tanto en su forma como en su fondo.

De forma, ha sido muy mal conducida. No se ha ido de cara a la gente ni se han expuesto los reales alcances de la reforma. Se ha ido dando información parcelada, poco prolija y para nada clara, la cual ha generado escepticismo para algunos y especulación en otros. Esta reforma ha sido tan mal elaborada que ni la maquinaria política y comunicacional del gobierno ha logrado frenar la baja sostenida de aprobación que tiene la ciudadanía frente al tema.

De fondo, por su parte,  ha sido sumamente mal planteada. Lo que se conoce, no apunta a la calidad de la educación pública, se ocupa de la actual realidad de los profesores, ni de su renta,   de su especialización o perfeccionamiento. De lo que habla, básicamente, es de terminar con la enseñanza básica particular subvencionada, tema sumamente ideologizado y que jamás estuvo en el programa de Gobierno de la actual presidenta.

En Chile ya sabemos lo que es ser víctimas de una política pública motivada e impulsada por la ideología segada y por la tozudez. Conocemos cómo un plan técnico de mejoría de transporte puede ser trastocado al nivel de convertirse en el Transantiago, y esto es algo que queremos evitar.

Pero criticar y entrampar reformas es fácil. Nosotros somos una oposición responsable, constructiva y consiente. Con Amplitud estamos trabajando en una formulación concreta, que apunte a eliminar estas falencias e introduzca mejoras claras y plausibles, teniendo como siempre la calidad, la libertad y las necesidades de la gente como eje. Es por esto que entregaremos, en papel una serie de indicaciones que apunten a esto.

Como siempre, tenemos y tendremos toda la voluntad de trabajar en pro de temas de tanta importancia como una mejora al sistema educacional. Pero por lo mismo, creemos que esta debe ser tomada con la mayor de las seriedades y con toda la transparencia posible. Una reforma como esta no puede hacerse si no es de manera prolija y siempre, velando por el bien de las personas y con todas las cartas sobre la mesa.

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