Inclusión Social a través del Reciclaje

Según cifras del Ministerio del Medio Ambiente en Chile se generan anualmente alrededor de 6 millones de toneladas de residuos sólidos domiciliarios. Aproximadamente un 90% de estos residuos se disponen directamente en vertederos o rellenos sanitarios y alrededor del 10% se recicla o recibe un tratamiento alternativo.

De este porcentaje de recuperación cerca del 70% es recolectado por recicladores de base, y en muchos casos esta labor se lleva a cabo en los vertederos mismos, bajo condiciones de alto riesgo y poca higiene. Esta es una realidad que nace desde la necesidad misma; no es coincidencia que los más excluidos de nuestro sistema sean los que viven más cerca de los vertederos y tengan que convivir con los desechos en su entorno del día a día.

Esta difícil realidad es a su vez una tremenda oportunidad para trabajar el problema de los residuos con una mirada diferente e innovadora, integrando no sólo el tema ambiental y económico en la ecuación, sino que también el factor social.

En TriCiclos estamos convencidos del virtuosismo de esa nueva mirada, por lo que a lo largo de estos años de trabajo hemos ido perfeccionando la unión entre el mundo del reciclaje y el de la inclusión social. Para ello hemos desarrollado un modelo de Puntos Limpios manejados por recicladores de base o personas en condiciones de vulnerabilidad, formando una plataforma que permite generar ingresos económicos, validar de manera digna el trabajo de los recicladores y aumentar el nivel de materiales recuperados.

Actualmente tenemos 12 Puntos Limpios con este formato funcionando en Chile, y estamos presentes en algunas de las comunas más vulnerables de Santiago y regiones.

Crear sistemas de reciclaje que sean inclusivos y a su vez eficientes operativamente no es algo nuevo, el Movimiento Nacional de Recicladores de Chile (MNRCH) lleva años luchando para que los recicladores de base sean reconocidos y se puedan incorporar dentro de las políticas públicas sobre la gestión integral de residuos. Ellos son un pilar fundamental para poder mejorar las cifras de recolección. Nosotros hemos ido comprendiendo lo que significa trabajar en conjunto, dando prioridad a establecer relaciones de confianza que pongan a la persona en su centro.

Nuestra experiencia con el modelo de reciclaje inclusivo ha sido un camino con bastantes tropezones, desde el aprender a dimensionar de manera real nuestras promesas y expectativas hasta acoplar nuestro apoyo logístico para que se pueda tener la mayor capacidad de recolección.

Después de dos años de intenso trabajo esto ha traído buenos resultados, varios de estos proyectos ya cuentan con una fuente de ingresos permanentes y estables, aumentan día a día la cantidad de material recolectado y se han transformado en un referente para sus vecinos y comunidades cercanas.

El virtuosismo de trabajar la problemática de los residuos con la inclusión social es evidente y necesario. No podemos asumir que el cambio climático o la destrucción de los ecosistemas va a detenerse si es que no conseguimos que todos los integrantes de la sociedad puedan participar activamente. Ver el valor en este tipo de iniciativas es fundamental para las bases de una nueva economía.