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Actualizado el 25 de Noviembre de 2020

La ley del más fuerte

El relato es un típico “character driven”, es decir, se desarrolla sobre la base de las características psicológicas que fundan a sus personajes. Y los destinos de los hermanos Baze están unidos como vasos comunicantes, al punto que el uno destruye al otro.

Por José Blanco J.
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José Blanco J. es Profesor de Estado (Universidad de Chile), Doctor en Filosofía y Doctor en Materias Literarias (Universidad de Florencia, Italia). Se ha dedicado a la filología medioeval y humanista, dando especial importancia a Dante, Petrarca y Boccaccio sobre los que ha escrito numerosos libros y ensayos. Ha traducido al castellano textos de cronistas florentinos que vivieron en América en los siglos XVI y XVII. También ha publicado libros de historietas de dibujantes chilenos.

Una película al estilo de los Hermanos Coen, pero que no está producida ni dirigida por los Hermanos Coen, sino por Scott Cooper (Crazy Heart), aunque cuenta con la producción de Ridley Scott y Leonardo DiCaprio.

Con muy buenas actuaciones, se basa en dos temas veterotestamentarios: la violencia y la venganza. Ya la secuencia anterior a los créditos es todo un programa: un Woody Harrelson repugnante protagoniza un episodio de agresividad desmedida e inexplicable en un autocine.

Russell Baze (Christian Bale) trabaja honradamente en una usina (de allí que el título original sea “Fuera del horno”), tiene proyectos con su novia Lena (Zoe Saldana) y mantiene una buena relación con su padre enfermo terminal (Bingo O’Malley), su tío Red (Sam Shepard) y su hermano menor Rodney (Casey Affleck).

Este último es un ser arruinado mentalmente por dos permanencias como recluta en Irak, que prefiere ser un cesante en vez de terminar viviendo de un sueldo. Se mete en el mundo de las peleas clandestinas de box a mano limpia y, como siempre, ocurre que todo va de mal en peor.

Un accidente estúpido, que termina con una muerte, determina que Russell vea derrumbarse el pequeño espacio de felicidad que había logrado construir. Cuando sale de la cárcel, Lena ha decidido constituir una familia con el jefe de policía negro del pueblo (Forest Whitaker) y su hermano, al igual que el apostador que lo protegía (Willem Dafoe) han sido asesinados por los mafiosos.

El relato es un típico “character driven”. Es decir, se desarrolla sobre la base de las características psicológicas que fundan a sus personajes. Y los destinos de los hermanos Baze están unidos como vasos comunicantes, al punto que el uno destruye al otro.

En ese paisaje brumoso, dominado por las chimeneas de la usina, Russel se mueve y sobrevive como un Cristo laico, que atraviesa una a otra las estaciones de su Via Crucis, echándose encima las penas del mundo. La fábrica de acero es el corazón pulsante de la pequeña ciudad y el instrumento de supervivencia de toda la comunidad. Pareciera que todos los personajes estuvieran inmersos en ese infierno incandescente y, por ello, es difícil salir vivos de allí. Además, el sólo anuncio de que se podría cerrar (porque sale más barato importar lo que se produce) en vez de liberarlos, los angustia.

No sólo los Coen (Sin lugar para los débiles) están presentes. También se renueva el drama de los dos hermanos, que había planteado Michael Cimino en El francotirador, el año 1978.

(Out of the Furnace.  USA 2014)

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