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Actualizado el 25 de Noviembre de 2020

Chile necesita profesionalizar los oficios

La profesionalización de los oficios es cada vez menos una cosa de voluntades de determinados prestadores, sino que el resultado de un proceso que se está iniciando con la formalización de este mercado.

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Cristóbal Camino es Socio fundador de OpenYob. Estudió Ingeniería Comercial en la Universidad Adolfo Ibáñez. Fue Director de Marketing y Diplomas en Inacap y además, gerente comercial de Cioccolato Brunatto, entre otros cargos.

Qué duda cabe que la velocidad con la que se mueve el mundo de hoy requiere que los actores de todos los ámbitos económicos sean cada vez más abiertos, flexibles y permeables a los cambios y a las nuevas exigencias.

La profesionalización de los oficios es, por lo mismo, una urgencia, por cuanto obedece a cambios que experimentan las sociedades y las tecnologías y no a leyes impuestas.

Las principales fuerzas que operan para la profesionalización de los oficios son: Existe un claro rezago de los oficios si los comparamos con otras áreas de la economía. La falta de un mercado formal ha tendido a que se produzca un círculo vicioso perpetuo que se expresa en la baja calidad de los servicios y en el consiguiente efecto en los ingresos de los prestadores y en la satisfacción de los clientes.

Segundo, las tecnologías asociadas a mucho de las ocupaciones independientes se han complejizado de manera importante y ya no basta la sola experiencia para poder realizarlos. Por ejemplo, el paso de motores mecánicos a otros con un alto número de componentes electrónicos que incluye elementos asociados a la informática, deja de lado a aquel mecánico que no cuenta con las competencias requeridas para enfrentar este tipo de trabajo. Más aún, el hecho que la inversión que se hace en automóviles, jardines u otros bienes, aumenta la importancia por contar con un prestador de alta calidad en la respectiva ocupación, que entienda y haga un buen trabajo, es más importante que nunca, pues de lo contrario, el costo de perder lo invertido, – por un mal trabajo – es muy alto.

Tercero, los cambios que experimentan las sociedades con personas más longevas, mayor incorporación de la mujer al mercado laboral, mayor tiempo libre, creciente número de mascotas en las casas, entre otros aspectos, configuran nuevas oportunidades para nuevos oficios. Por esto último, ya no es raro ver cómo, paseadores de perros, aseadores de ancianos no autovalentes, personal trainer y otros oficios más, se van incorporando a la oferta general y son utilizados por un número cada vez mayor de clientes.

Cuarto, la consolidación de Internet permite generar información instantánea de los prestadores, que en la medida que exista un ente garantice la calidad de dicha información, existirá un marco transparente que no permitirá la mala calidad de los servicios, creando un claro distingo entre aquellos prestadores adecuados de los que no lo son. Así la profesionalización será una condición y no un atributo.

Y por último, el ampliar el espectro de profesionalización hacia los oficios, permite un mayor espacio para distintas oportunidades laborales, como así también un crecimiento en la rentabilidad de los recursos invertidos en educación, dada la virtud de los oficios – especialmente los independientes – que permiten conciliar trabajo y educación en forma paralela. Esto es muy relevante para las personas que actualmente ejercen estos oficios, y tienen la posibilidad de hacer una importante mejora en su oferta.

En suma, la profesionalización de los oficios es cada vez menos una cosa de voluntades de determinados prestadores, sino que el resultado de un proceso que se está iniciando con la formalización de este mercado.

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