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Actualizado el 25 de Noviembre de 2020

Mes de los gatos

El amor los pone eufóricos o melancólicos lo mismo que a nosotros. Son capaces de matar, de retar a duelo por el amor de las gatas. Aunque también existen gatitas que suelen ser peores que los mismos machos.

Por Miguel de Loyola
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Miguel de Loyola es Cuentista y novelista chileno, con diversas publicaciones en Chile y el extranjero desde la década de los 90 hasta nuestros días. También es editor del sitio letrasdechile.cl y secretario de redacción de revista Proa. Miembro del Círculo de críticos de arte de Chile.Profesor y Magíster en Letras por la Pontificia Universidad Católica de Chile.

Es común decir “agosto mes de los gatos”, sobre todo para quienes tenemos en nuestras casas éstas presencias silentes y sigilosas, porque resulta impresionante constatar la transformación que padecen durante el mes de Augusto. Los aullidos de infantes prematuros que emiten en las noches sobre los tejados, a muchos espanta, llenando sus almas de malos presagios, augurios negros, entintados por la cruz de la desgracia inminente. Sus riñas y sus arañazos bajo el resplandor plateado de la luna, despierta a los niños asustados, provocando el desvelo respectivo, y la jodienda para las madres que tienen que acompañarlos. Las abuelas se ponían a rezar antiguamente a la hora de los gatos…

Lo cierto es que en agosto molestan al vecindario, y es posible observar apagarse una luz en la casa de allá, encenderse otra en la del frente, mientras se apaga o se encienden las de más acá. En tanto algunos escobazos restañan y las maldiciones se escapan a media noche en contra de la zalagarda de aullidos provocada por los gatos.

Los químico-farmacéuticos han creado repelentes para evitar que orinen los contornos de las casas. Vieja costumbre que tienen para demarcar territorio lo mismo que el hombre y sus murallas, sus rejas de fierro y sus púas de alambre. Para no hablar de las armas. Todas pestilencias igualmente comparables.

En fin. El caso es que los gatos siguen reinando durante agosto. Su período de celo abarca el mes completo y algunos dotados de más hormonas continúan la fiesta hasta fines de septiembre. El amor los pone eufóricos o melancólicos lo mismo que a nosotros. Son capaces de matar, de retar a duelo por el amor de las gatas. Aunque también existen gatitas que suelen ser peores que los mismos machos. Maúllan enloquecidas de amor en la parte más alta del ciruelo. Otras también rechazan a sus amantes cuando aparece en la techumbre un don Gato de mostachos más largos y mejor pelaje. Las clases sociales están bien marcadas, lo mismo que las nuestras. Y no es raro encontrar enfurecida a la dueña de una gatita con pedigrí, al ver cruzada a su mascota con un gato mendigante. Pero… el amor es ciego, sabemos, y todos los gatos maúllan por igual cuando llega el terrible mes de los gatos.

Muchos escritores suelen tener gatos para alentar las noches de insomnio,  hasta que llega agosto y despiertan deseos de matarlos.

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