Glaciares: tenemos una responsabilidad
El agua no posee sustitutos y los glaciares son reservas estratégicas de este recurso. Por lo tanto, como país, debemos proteger legislativa e institucional nuestras reservas naturales de agua dulce, para lo cual es fundamental tener un marco normativo que los ampare.
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Ante la tramitación del proyecto de ley de protección y preservación de glaciares en la Comisión de Medio Ambiente de la Cámara de Diputados, en donde han expuesto científicos del ámbito de los recursos hídricos y la ecología; abogados expertos en legislación ambiental y de agua; militares y representantes del mundo minero, tanto público como privado, presentando variadas visiones, de las cuales podemos tener múltiples impresiones, creemos importante hacer una pequeña reflexión para entender porqué el proyecto necesita seguir su curso.
Nuestro extenso país posee una variedad de climas, biodiversidad y relieves únicos, donde la Cordillera de Los Andes, de la Costa y el Océano Pacífico van determinando fuertemente sus características. En la cordillera de Los Andes se encuentran nuestras principales reservas de agua dulce -los glaciares-, que nutren y sustentan la vida en gran parte del territorio nacional. Estos poseen un rol patrimonial para las comunidades indígenas y juegan un rol fundamental en los asentamientos humanos y ecosistemas locales.
La importancia de los glaciares, entre otras cosas, radica en el ciclo hidrológico, manteniendo los caudales de los ríos en épocas del año en que las nieves y las lluvias ya no los pueden abastecer, tornándose esenciales en períodos de sequía. Además, funcionan como una especie de radiador que ayuda a regular las temperaturas de la atmósfera, las cuales van en aumento por los efectos del Cambio Climático.
Chile posee cerca de 23.000 km2 de glaciares, los cuales representan el 80% de toda la superficie que se encuentra en Sudamérica, y cerca del 3,8% a nivel mundial. También, tenemos los dos campos de hielo (fuera de Groenlandia y la Antártica) más grandes del planeta, los cuales son un importante recurso, dado que contribuyen al abastecimiento del agua que podemos consumir, especialmente ante los escenarios proyectados del Cambio Climático, donde se prevé una disminución de las precipitaciones en gran parte del territorio nacional.
Lamentablemente nuestra legislación no da cuenta de este importante y estratégico recurso. Aún cuando desde el 2005 se ha intentado incorporar en el nivel normativo, recién en 2010 son incluidos en la modificación Ley de Bases Generales del Medio Ambiente (Ley 20.417), pero de manera somera, sin otorgarle real protección.
Es conocido el nivel de conflictividad mundial en torno al agua, y los grandes problemas que se han presentado y seguirán presentándose en Chile producto de su acceso. Se suma a esto el hecho de que actualmente el planeta vive en un contexto de incertidumbre, donde se desconocen con exactitud los impactos que tendrán los importantes cambios en el clima, tanto por el aumento de temperatura como en el cambio de los regímenes de precipitaciones.
El agua no posee sustitutos y los glaciares son reservas estratégicas de este recurso. Por lo tanto, como país, debemos proteger legislativa e institucional nuestras reservas naturales de agua dulce, para lo cual es fundamental tener un marco normativo que los ampare, una institucionalidad capaz de dar sustento a esta protección, y una sociedad civil activa con un mayor conocimiento sobre el valor de los glaciares.
Por esta razón, como país no podemos dejar este tema en manos del azar. Tenemos que hacernos responsables de proteger los ecosistemas fundamentales para sustentar la vida de las generaciones futuras y el entorno en que se desenvolverán. Es imperante que reconozcamos que los glaciares cumplen un papel fundamental para nuestra subsistencia y, con ello, actuar en concordancia a su importancia, haciéndonos cargo de ellos, conociéndolos y respetándolos.
Frente Ecosocial de Revolución Democrática