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Actualizado el 25 de Noviembre de 2020

A 41 años del Golpe

Septiembre del año pasado fue un momento clave. Y fue doloroso ver cómo, mientras el entonces Presidente Sebastián Piñera enfrentaba los 40 años del Golpe Militar con mirada de Estado, y pensando en el futuro, recibía críticas desde su propio sector. ¿Por qué? Por decir la verdad: Que en Chile hubo cómplices pasivos de la dictadura, que evidentemente pudieron hacer más.

Por Karla Rubilar
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Karla Rubilar es Diputada Amplitud. Representa a las comunas de Conchalí, Huechuraba y Renca.

Solo mirando el pasado se construye un futuro sólido. Soy una convencida de eso. Y con esa idea como norte, en Amplitud empezamos a elaborar, hace ya un par de meses, un documento con nuestra mirada a 41 años del Golpe de Estado.

Queríamos dejar por escrito lo que muchas veces dijimos quienes formamos este Movimiento político, y reivindicar una lucha que en un comienzo nos trajo muchos costos en lo público, pero sólo ganancias en lo íntimo, por la certeza de actuar con convicción.

En lo personal, septiembre del año pasado fue un momento clave. Y fue doloroso ver cómo, mientras el entonces Presidente Sebastián Piñera enfrentaba los 40 años del Golpe Militar con mirada de Estado, y pensando en el futuro, recibía críticas desde su propio sector. ¿Por qué? Por decir la verdad: Que en Chile hubo cómplices pasivos de la dictadura, que evidentemente pudieron hacer más.

De cierta forma, Amplitud se empieza a gestar en esa incomodidad al ver cómo, cuatro décadas después, aún había personas en el sector que pretendían borrar la historia, torcerla, y decir que las víctimas de horrendas violaciones a los derechos humanos se lo merecían.

Ante un escenario como este, no son necesarias las frases rimbombantes, pero sí es necesario dejar en claro, y con convicción, que nada justifica el uso de la violencia política por parte del Estado como ocurrió en nuestro país después del Golpe.

Por eso, somos tajantes en señalar en nuestro documento que aspiramos a que nunca más se destruyan las instituciones, que nunca más prime la desconfianza, que nunca más se deteriore la convivencia del país, ni se utilice la descalificación y la odiosidad como bandera de lucha política.

Afortunadamente, sectores dentro de RN y la UDI están pidiendo abrir un debate.  Algunos plantean incluso la modificación de sus respectivos estatutos, que justifican la “intervención militar” dado el clima que se vivía en el país.

Tal vez no lo hagan este año, ni el próximo, pero son pequeñas señales que suman, que evidencian una incomodidad cada vez mayor y que demuestra que la gente de la oposición está despertando.

Algunos, lamentablemente, pretenden borrar la historia, hacer como si nada. Yo prefiero cambiarla.  Y para eso, es necesario tener pilares sólidos, lo que sólo se logra recordando la historia y aprendiendo sus lecciones.

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