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Actualizado el 25 de Noviembre de 2020

Líbranos del mal

Scott Derrickson ya escribió y dirigió El exorcismo de Emily Rose y Siniestro. En este caso, mezcla el thriller urbano con el noir y el horror. Y la combinación de los tres géneros resulta.

Por José Blanco J.
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José Blanco J. es Profesor de Estado (Universidad de Chile), Doctor en Filosofía y Doctor en Materias Literarias (Universidad de Florencia, Italia). Se ha dedicado a la filología medioeval y humanista, dando especial importancia a Dante, Petrarca y Boccaccio sobre los que ha escrito numerosos libros y ensayos. Ha traducido al castellano textos de cronistas florentinos que vivieron en América en los siglos XVI y XVII. También ha publicado libros de historietas de dibujantes chilenos.

El Exorcista actualizado.

En esta ocasión, los hechos también empiezan en Irak en 2010 cuando un trío de soldados norteamericanos entra en una gruta y (se ve en la filmación) descubren algo extraño.

Tres años más tarde, en Nueva York, el sargento de policía Ralph Sarchie (Eric Bana) se ve enfrentado a inquietantes sucesos delincuenciales: un pequeño arrojado al tarro de la basura, un caso de violencia intrafamiliar (un ex marine ha maltratado a su esposa y, además de su aspecto de endemoniado, tiene sus uñas ensangrentadas), otro niño lanzado por su madre a la fosa de los leones en el zoológico.

En este último caso, felizmente los leones estaban en su jaula, pero dentro hay un misterioso individuo y aparece también una mujer de aspecto demencial. En su ayuda recurre Mendoza, un joven sacerdote jesuita (Edgar Ramírez), que explica que ella está poseída. En un principio, Sarchie duda de todo, incluso de que sea un verdadero sacerdote, pero acaba por aceptarlo cuando su pequeña hija es acosada por demonios.

Scott Derrickson ya escribió y dirigió El exorcismo de Emily Rose y Siniestro, que comenté en su momento. En este caso, mezcla el thriller urbano con el noir y el horror. Y la combinación de los tres géneros resulta.

Además de ser particularmente didáctica en cuanto al exorcismo, el ambiente nocturno y sombrío colabora a un verdadero descenso a los infiernos, que presenta al Bronx como un degradado antro del Mal (así con mayúscula). El protagonista está acostumbrado a enfrentarse con el mal secundario (que es obra del hombre) y tiene incluso una culpa que redimir (por haber ejercido venganza y no justicia). Pero ahora encara al mal primario, que proviene de una fuerza ultraterrena. Y ésta se combate sólo con el rito católico.

Y todo tiene su origen en lo que los tres soldados encontraron en la cueva irakí. La energía maligna encuentra su caldo de cultivo en una sociedad resquebrajada en sus valores, que le abre las puertas. No por nada (¡y no es chiste!) la obsesivas secuencias de acoso demoníaco están subrayadas por la música de The Doors.

La publicidad indica que se basa en vivencias reales, pero en los créditos finales se advierte que hechos y personajes son ficticios.

(Deliver Us From Evil. USA, 2010)

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