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Actualizado el 25 de Noviembre de 2020

Inmigrantes y extranjeros, los desafíos de la interculturalidad

¿Estamos dispuestos a integrarnos socialmente, a conectarlos con las oportunidades, a convivir valorando la diversidad cultural? Hay algunas buenas prácticas dignas de ser relevadas como algunos acuerdos de cooperación de municipios con los servicios de salud para atender de mejor forma a la población migrante ...

Por Felipe Petit-Laurent
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Felipe Petit-Laurent es Ingeniero Comercial y en Turismo, Magister en Administración de Empresas con mención en RRHH y tiene un Diploma en Políticas Públicas y Superación de Pobreza para América Latina. En 2002 - 2003 fue profesional SERVICIO PAÍS en la comuna de San Fabián de Alico, región del Biobío. En 2007 retorna a la Fundación Superación de la Pobreza y asume la dirección del Programa Servicio País en la región del Biobío. Desde 2009 y hasta asumir la dirección nacional de SERVICIO PAÍS en marzo de 2014, se desempeñó como director regional de la Fundación Superación Pobreza la región de La Araucanía.

Con frecuencia en Chile nos referimos a los “extranjeros” cuando hablamos de europeos y estadounidenses y a los “inmigrantes” cuando hablamos de latinoamericanos en general y sobretodo con respecto a ciudadanos de países fronterizos. Es así como desde el lenguaje, las formas y costumbres se van construyendo prejuicios y distancias.

Sumo otro punto crítico: el foco de algunas autoridades nacionales y locales con respecto a la multiculturalidad está puesto en las comunidades indígenas, pero cuesta bastante más instalar una visión en torno a la oportunidad de la inclusión cultural efectiva o la multinacionalidad cuando se trata de comunidades migrantes.

Así, la problemática de la “multi” o “inter” culturalidad, desde el lenguaje hasta las políticas sociales, se hace patente en un país que desde siempre ha recibido a múltiples colonias de migrantes de todas partes del mundo. Una de las razones por las cuales los migrantes escogen a Chile como destino se vincula a las posibilidades de trabajo y al nivel de bienestar que se ha logrado en nuestro país en comparación con las naciones de origen. Hoy, la Región Metropolitana concentra más del 60% de los inmigrantes (Ciudadano Global), que también tienen importante presencia en Valparaíso, Antofagasta, Tarapacá y la fronteriza Arica y Parinacota.

Además, en una señal reparatoria que celebro, hace unas semanas las autoridades resolvieron, tras múltiples denuncias, la situación de nacionalidad de hijos de extranjeros nacidos en Chile y que estaban considerados como “hijos de extranjeros transeúntes”. Esta situación, que  afectaba a más de 300 niños y niñas nacidos este año, fue resuelta con instrucciones claras al Registro Civil en orden a que todo niño que nace en Chile, independiente de la situación de sus padres, es chileno.

¿Estamos dispuestos a integrarnos socialmente, a conectarlos con las oportunidades, a convivir valorando la diversidad cultural? Hay algunas buenas prácticas dignas de ser relevadas como algunos acuerdos de cooperación de municipios con los servicios de salud para atender de mejor forma a la población migrante y lo mismo sucede en educación, pero es algo muy incipiente, que no avanza a la par con el fenómeno de la migración ni da cuenta de la existencia de políticas sociales a nivel país al respecto.

Desde Servicio País trabajamos con equipos municipales y alcaldes que quieren relevar el fenómeno e incluso levantar con orgullo la bandera de la multiculturalidad en diversos espacios. Pero estas acciones son insuficientes. En nuestro sistema escolar público por ejemplo, hay escuelas que tienen gran cantidad de niños inmigrantes o chilenos hijos de inmigrantes, que si bien son acogidos, no estudian en un medio propicio que tome en cuenta los contextos sociales ni los elementos de multiculturalidad existentes, pues el sistema es rígido y muchos directores “se topan con el Simce” a la hora de querer hacer más pertinentes sus programas.

Recientemente impulsamos un espacio de reflexión respecto de las buenas prácticas existentes en esta materia en algunos municipios de la Región Metropolitana, en el seminario “Multiculturalidad: los desafíos de compartir territorio y valores”  donde se presentaron buenas prácticas municipales, el trabajo de nuestro programa y se reflexionó sobre los desafíos de integrar socialmente a las comunidades de inmigrantes. Esta temática no es incipiente sino que llegó para quedarse. Desde la política pública pero también desde la comunidad completa debemos hacernos cargo de este fenómeno, valorar lo bueno que reporta y construir una sociedad solidaria e inclusiva que avance hacia la integración.

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