El regreso de los que meten miedo
Los chilenos no necesitamos que nos metan miedo. Necesitamos informarnos, y saber bien lo que está pasando para así entender cuál es el camino a seguir. Con portadas como la de La Segunda nada de eso se puede hacer.
Francisco Méndez es Periodista, columnista.
Con el atentado sucedido el lunes pasado en Escuela Militar no solamente ha surgido el miedo de manera espontanea, sino que también ha aparecido otro, el creado por ciertos medios con tal de sacar ganancias políticas sin importar el costo. Total lo importante es vender, y por sobre todo instalar ideas y sensaciones que den réditos más allá de lo comercial, instalando así de manera soterrada el discurso ideológico.
Un ejemplo claro es la portada de este martes de La Segunda, titulada “El retorno del miedo”, con una foto en la que aparecen personas adentro de los carros del metro con cara de incertidumbre. Esto, claramente, dando la sensación de desgobierno. Si esto no es ideología, no sé lo que es.
El vespertino relacionado a Agustín Edwards, en lo que respecta a la historia reciente- y no tan reciente- de Chile, ha sido tal vez uno de los medios que más miedo ha impulsado con sus singulares portadas, así tratando de crear climas favorables para lo que comúnmente su línea editorial piensa. O sea, en vez de dar las noticias, las entrega un poco maquilladas, aumentadas o, como en este caso, listas para ser interpretadas por sus fervientes lectores.
Pero no es solamente este medio en particular. Es una costumbre que se ha instalado a lo largo de los años, y que consiste en que una elite se sirva de un hecho para crear una opinión y así dejarla esparcida en medio de la ciudadanía sin ningún respeto por la realidad o por la sensibilidad de quienes circulan por las calles. Como ya sabemos, la dictadura lo hizo durante años para tratar de decirles a los chilenos que la única alternativa era seguir teniendo a Pinochet en el poder, porque de lo contrario vendría el caos, ese que La Segunda, entre otros, ayudó a instalar en el inconsciente nacional a días antes del golpe de Estado de 1973.
Decir que estamos en el mismo contexto de la Unidad Popular es desconocer la historia, pero lo cierto es que hay poderes que se comportan con la misma lógica de antaño, edificando con palabras y discursos, en pro de una estabilidad que realmente no está siendo amenazada, una manera de ver a Chile bastante torpe y desprolija, impidiendo enfrentar hechos de gravedad como los sucedidos ayer con altura de miras, y despertando un trasnochado discurso propio de la Guerra Fría.
Los chilenos no necesitamos que nos metan miedo. Necesitamos informarnos, y saber bien lo que está pasando para así entender cuál es el camino a seguir. Con portadas como la de La Segunda nada de eso se puede hacer, porque vemos de inmediato que no hay seriedad de parte de algunos quienes tienen como labor informar. Ya que un atentado de las características del de Las Condes-al igual que para los que lo cometieron- se convirtió en una oportunidad para que el grupo mercurial pudiera meter su idea y su mensaje sin tener conciencia de lo importante que es comunicar la verdad.
Es la vieja historia. La de un poder que se sirve de todo para agarrar un pedacito, para poner sus intereses por sobre el de las demás personas, incluso valiéndose de un acto tan deleznable como el sucedido a comienzo de semana. Y es también es parte de una herencia cultural de violencia de toda índole que trasciende los límites éticos y que no se diferencia mucho de los dementes a los que se les ocurrió poner una bomba en medio de un lugar en donde almorzaban personas. Todo esto porque es una misma cultura, una misma manera de ver las cosas que se ha ido incubando por años en un Chile en donde hemos sido enseñados para aplastar al resto con tal de lograr nuestros objetivos. Y en donde hasta quienes juegan al anarquismo se comportan como los neoliberales más conspicuos, cometiendo actos de egoísmo y brutalidad espantosos.
Pero, a diferencia de los idiotas que casi matan a hombres y mujeres en Escuela Militar, La Segunda habla desde un lugar en donde la responsabilidad es primordial, ya que es parte del conglomerado de diarios más antiguos de Chile. Por eso, frente a tamaña presión, desde mis razonamientos más profundos, los emplazo a que comuniquen en vez de asustar en días en que los oportunismos hegemónicos no tienen cabida alguna. Porque más que el retorno del miedo, esta semana parece el regreso de los que meten miedo.