¿Es tan difícil vender entradas?
Si vas a cambiar algo, la idea es que sea para mejor, no para peor. Y esto último es lo que ocurre hoy día con la venta de entradas. Resulta curioso que en pleno siglo XXI, dónde se supone que muchas cosas son “más fáciles y simples”, cueste tanto organizar una venta de boletos.
Andrés González Zamorano es Periodista profesional, deportista amateur. Postítulo en marketing y gestión del deporte. Dedicado a la comunicación estratégica y digital.
Desde el minuto 0 de la venta de entradas para el Superclásico del fútbol chileno hubo problemas. El día que estaba previsto para comenzar a vender los tickets tuvo que ser modificado por problemas en el sitio web de la empresa que expende los boletos. Lamentablemente, esto no es nada nuevo. Es más, ya es costumbre.
Se supone que los nuevos mecanismos tecnológicos están disponibles para mejorar los procesos antiguos, pero al final se han transformado en otra forma de “hacer la fila”, con la única diferencia que ahora en vez de ser física, es virtual.
Y no es sólo un problema de Colo-Colo, Blanco & Negro, o cierta tiquetera. Hace unos meses atrás el sistema de ventas de entradas de la Universidad de Chile también tuvo problemas, lo que al final obligó a la concesionaria del club a dar vuelta atrás y volver al sistema que ocupaban antes.
Si vas a cambiar algo, la idea es que sea para mejor, no para peor. Y esto último es lo que ocurre hoy día con la venta de entradas. Resulta curioso que en pleno siglo XXI, dónde se supone que muchas cosas son “más fáciles y simples”, cueste tanto organizar una venta de boletos.
En la era de las concesiones y contratos millonarios entre empresas, lo mínimo que debería exigir un club deportivo es que el sitio web de la empresa a la que le entrega el negocio de los tickets no se caiga cada 5 minutos. La excusa habitual de “entra mucha gente y los servidores no lo soportan” ya no es válida, ¿o alguien ha escuchado alguna vez que se haya caído Amazon? Las capacidades técnicas existen, es cosa de intención implementarlas. Indudablemente que tiene un costo mayor, pero es algo que hay que asumir (por lo menos para eventos de gran convocatoria) en post de entregar un buen servicio al cliente.
Por cierto, el sistema de venta por Internet tampoco debe ser el único. No todos los consumidores tienen los mismos criterios para satisfacer sus necesidades y deseos, lo que se traduce en la necesidad de segmentar el mercado para así resolver sus problemas. No hay que investigar mucho para darse cuenta que en nuestro país no todos tienen acceso a Internet o a sistemas de pago con tarjetas bancarias. Para ese porcentaje de personas que compra con dinero en efectivo hay que mantener el antiguo sistema de boleterías. Pero no 3 ventanillas en un solo lugar, sino distribuir puntos en distintas partes de la Región Metropolitana.
Con un valor de las entradas bastante elevado para el servicio que dan, perfectamente se podría mejorar, por lo menos, los formatos de venta y acceso a los recintos deportivos. Eso, desde el punto de vista del marketing, decantará a la larga en que el cliente (hincha, seguidor o como quiera llamarlo) esté satisfecho y posteriormente repita la experiencia de comprar el ticket para ir al estadio.