En pareja
"Es tiempo de volver a darle un lugar en la agenda a las parejas, heterosexuales u homosexuales, pero parejas al fin y al cabo. Porque, igual que la democracia, el matrimonio-convivencia será muy imperfecto, pero todavía no se inventa algo mejor".
Leo a alguien que escribe en Facebook que está angustiado porque su matrimonio tiene una crisis cada dos años. Que le parece demasiado. Que es un mal síntoma. Tiene hijos, lleva unos diez años en pareja y se siente desdichado con tanto conflicto.
Por esas casualidades de la vida, me toca conversar en la radio con el escritor argentino Marcelo Birmajer. El mismo que hace unos años escribió “Historias de hombres casados”. Antes del encuentro, y mientras reporteo al personaje, encuentro una antigua entrevista que le hicieron en un diario chileno. Allí le preguntan “¿Cómo logra un hombre casado tener un buen matrimonio o es imposible? Y él contesta. “Mis personajes sospechan que un buen matrimonio es aquel que está permanentemente al borde de la quiebra sin quebrarse, y que no existe otro modo de llevarlo”.
¡Bingo! No puedo estar más de acuerdo. No hay matrimonio que funcione o convivencia exitosa si no hay conflicto. ¿Cómo podría ser de otra manera si, ser pareja, implica renunciar a muchas cosas para obtener otras que, en la medida que esas relaciones funcionan, tiene pros que superan los contras?
Vamos con otra frase de Birmajer. “¿Cuál es la mayor libertad a la que tiene acceso un hombre? La de dar vida a otra criatura: tener un hijo. ¿Cuál es la mayor forma de coartar la libertad de un hombre? Que se convierta en padre, que tenga un hijo. La misma libertad implica la responsabilidad que limita la libertad. El matrimonio nos libera de la soledad, y eso es una verdadera liberación. ¿Pero quién nos libera del matrimonio?”. Pucha que sabe el hombre, ¿no?
El tema no es pelear en pareja. Eso en vital, necesario, inevitable, imprescindible. El asunto, y estoy convencido de esto, es cómo. El tema tampoco es cuánto, salvo si se trata de situaciones extremas: todos los días o nunca. ¿Pero quién habla de esto? ¿Quién nos capacita en matrimonios, en funcionar como parejas, en sobrevivir como convivientes? Se habla poco o casi nada de las parejas que funcionan. Si no hay divorcio o infidelidad o algún tipo de desviación, no somos noticia.
Por eso aplaudo que haya aparecido www.enpareja.org, un sitio chileno que no viene de la iglesia ni de ningún tipo de ONG religiosa, sino que tiene una mirada tan laica como práctica. Se trata de “una fundación que nace de la experiencia personal y profesional de sus fundadores, que se proponen visibilizar a la pareja como un sistema humano transformador e influyente, situado al mismo nivel que el individuo o la familia”, tal como explican en su portal.
Porque como dice Birmajer, el matrimonio tiene ventajas maravillosas como “poder hacer el amor con una mujer que te conoce y a la cual conoces, poder tener hijos con plena tranquilidad y poder hacer el amor sin condones”. Por eso, es tiempo de volver a darle un lugar en la agenda a las parejas, heterosexuales u homosexuales, pero parejas al fin y al cabo. Porque, igual que la democracia, el matrimonio-convivencia será muy imperfecto, pero todavía no se inventa algo mejor.