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Actualizado el 25 de Noviembre de 2020

Ciudad: un ticket (en teleférico) para el desarrollo

"Muchos chilenos serán expertos en la forma urbana. Ese valor agregado trae el teleférico".

Por Antonio Lipthay
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Antonio Lipthay es Arquitecto UC, Magister en Diseño Urbano de London School of Economics (LSE) y socio fundador de Mobil Arquitectos. Planificador urbano y especialista en diseño de alta complejidad. Convencido de que una ciudad bien pensada puede romper con la desigualdad. En twitter @antoniolipthay.

Estamos viviendo un boom de las ciudades, y junto a ellas, del transporte. Es que los viajes en el territorio urbano son un factor vital para fomentar una economía dinámica y más importante aún, para mejorar la calidad de vida de sus habitantes.

¿Qué significa esto en concreto? Desde la óptica política, si analizamos los anuncios del gobierno en materia de inversión en infraestructura el último semestre, este apunta a las áreas más sensibles y que afectan directamente la calidad de vida de un grupo mayoritario como es la clase media.

En Salud, ya se ha anunciado un agresivo plan de inversión en nuevos hospitales para fortalecer el sistema de salud pública. En Vivienda y Urbanismo, el anuncio va por nuevos tipos de subsidios para viviendas de mejor calidad y mejor ubicadas. Seguido esto por una red de espacios públicos que incluye (para el caso de Santiago) a los cerros isla como parques urbanos y ciclovías.

Esta semana, sin ir más lejos, en Transportes, que articula todo lo anterior, se anuncian proyectos e inversiones donde hay algo nuevo que parece interesante, puesto que a las extensiones de Metro en Santiago y el mejoramiento del sistema similar en Concepción y la V Región, se suma un nuevo actor: ”el metro-cable” o “teleférico”.

Si bien, este sistema entró al dominio de lo público con algo de polémica por la propuesta del teleférico que une Providencia con Huechuraba (Sanhattan con Ciudad Empresarial), la aparición del Metro-Cable para Antofagasta y los estudios para Alto Hospicio e Iquique no deben ser pasados por alto. Este es un nuevo actor, con ejemplos muy visibles en Latinoamérica (Medellín en Colombia y la Paz en Bolivia) y que en Chile, esta vez sí deberíamos aprovechar la oportunidad de no inventar la “rueda” por enésima vez, sino que buscar un gran logro al implementar este sistema totalmente integrado a el tejido urbano.

Esto significa que habrá obras de ‘ajuste’ que permitirán no sólo mitigar el impacto de estas grandes torres que sostienen los cables y los “mega-huevitos” para 15 o 20 personas, sino como en Medellín, mejorar el entorno a las estaciones como una oportunidad de desarrollar pequeños sub-centros para el desarrollo local.

¿Cómo se ha logrado esto en otras partes? Planificando con anticipación, coordinando a los distintos actores para multiplicar las oportunidades y finalmente, poniendo énfasis en innovar en cuanto a arquitectura.

Así será posible pensar en que cada vez que alguien compra un ticket para desplazarse por un sistema totalmente integrado, continuo y de calidad, y tendrá también la sensación de moverse en dirección hacia el desarrollo en una experiencia de viaje por sobre los techos de la ciudad, entendiendo su vastedad y comprendiendo su complejidad.

De ser así, por el solo hecho de viajar en teleférico, muchos chilenos serán expertos en la forma urbana. Ese valor agregado trae el teleférico.

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