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Actualizado el 25 de Noviembre de 2020

El desprestigio de la política y el reajuste

La polémica se desató cuando los diputados de la “bancada estudiantil” junto a otros diputados presentaron una indicación para que de ese reajuste se excluyera a: “quienes se encuentren ubicados en los grados A, B y C de la escala única de sueldos, establecida en el decreto ley N° 249, de 1973” que son quienes reciben las remuneraciones más altas del sector público, incluyendo a la Presidenta, Ministros y Parlamentarios.

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José Francisco Lagos es Presidente de la Fundación Chile Siempre

Muchas veces cuando me toca conversar con mis vecinos en Puente Alto, o mis amigos del colegio o universidad me he dado cuenta que en general la política es una actividad que es mal evaluada, muchas veces por las peleas entre las coaliciones políticas y ayudado por algunos escándalos que le hacen un flaco favor a la actividad, como por ejemplo casos de corrupción o la incongruencia entre lo que se dice y hace.

La situación anterior se ve particularmente aumentada cuando nos referimos a las instituciones del Congreso Nacional, ésto por ejemplo se ve reflejado en los resultados de la encuesta Adimark (octubre 2014) en cuanto a la evaluación de estas instituciones (30% de aprobación a la gestión del Senado y 26% de aprobación a la gestión de la Camara de Diputados). Dichos resultados son especialmente preocupantes cuando en tales órganos se están discutiendo proyectos muy importantes para el futuro del país.

La semana recién pasada se produjo una situación que, en lo perceptible por redes sociales, dan cuenta de un rechazo a la forma en que se llevan a cabo algunas prácticas en el Congreso. En particular se debe a la aprobación del proyecto presentado por el Gobierno de un reajuste del 6% a las remuneraciones de los trabajadores del sector público, donde se incluían a los funcionarios del gobierno y por supuesto a los parlamentarios.

La polémica se desató cuando los diputados de la “bancada estudiantil” junto a otros diputados presentaron una indicación para que de ese reajuste se excluyera a: “quienes se encuentren ubicados en los grados A, B y C de la escala única de sueldos, establecida en el decreto ley N° 249, de 1973” que son quienes reciben las remuneraciones más altas del sector público, incluyendo a la Presidenta, Ministros y Parlamentarios.

Sin embargo, hubo un aprovechamiento mediático de los diputados que presentaron la indicación, dado que “denunciaron” que los diputados rechazaron tal indicación y por tanto estaban a favor del reajuste a su propia remuneración. Lo anterior es a lo menos, faltar a la verdad. La votación, tal como indica el Boletín N°9738-05 de la Cámara de Diputados, se refería a la inadmisibilidad de la indicación, que tiene relación con que dicha presentación es inconstitucional, ya que no es facultad de los parlamentarios aumentar o disminuir tales recursos, sino que solo puede provenir de un Mensaje de la Presidenta, por lo que en ningún caso en esa votación se discutió el tema de fondo sobre el reajuste para los parlamentarios.

Llama la atención que un grupo de diputados quieran sacar provecho de hechos falsos, desprestigiando a sus propios colegas y a su propia institución, cuando la verdadera responsable es la Presidenta y el Gobierno por no enviar el proyecto de ley en forma separada, es decir, con un reajuste menor o inexistente para aquellos funcionarios de remuneraciones más altas.

El desprestigio de la política es un mal que nos afecta a todos, y que como sociedad debemos combatir, especialmente los jóvenes. Sin duda hay mucho que mejorar, por ejemplo en determinar la conveniencia o no de que los parlamentarios sean quienes reajustan sus remuneraciones. Sin embargo, situaciones como éstas donde se prefiere un par de minutos más en la televisión en vez de mejorar la percepción ciudadana de la actividad, le hacen un mal a nuestra democracia y a Chile.

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