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Actualizado el 25 de Noviembre de 2020

Por qué no se demolerá el colegio Las Américas en La Reina

"Debido a que la Municipalidad de La Reina no ha certificado la extinción del modo, queda de manifiesto que todo lo obrado a partir del 25/06/14 está viciado".

Por Patricio Herman
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Patricio Herman es Presidente Fundación Defendamos la Ciudad

En nuestros comentarios semanales en la radio Cooperativa y en la radio Nuevo Mundo, como también en columnas publicadas en algunos medios de prensa digitales, recientemente dimos a conocer la posible demolición del colegio Las Américas, cuyo dueño era hasta hace unos 6 meses la Corporación sin fines de lucro Club de la República, ligada a la venerable Logia Masónica de Chile.

En esos medios decíamos que el 26 de abril del año 2000, después de una licitación pública, la Municipalidad de la Reina le había vendido en UF 80.000 a esa persona jurídica un terreno, lotes C1-A y C1-B, con una superficie total del orden de los 14.000 m2 localizados en la esquina de la ex Avenida Larraín (hoy alcalde Fernando Castillo Velasco con la calle María Monvel.

Allí, conforme al modo establecido en la escritura pública, se admitían construcciones de equipamientos educacionales, un centro médico, áreas verdes, un hogar de ancianos y proyectos de oficinas acorde a lo establecido en el proyecto la “Aldea del Encuentro”, quedando reflejado que el Club de la República podía vender el terreno o parte del mismo bajo las mismas condiciones y que se incorporaba en ese instrumento las Bases de la Licitación.

El Club de la República, cumpliendo la condición fijada en la operación comercial, edificó el colegio Las Américas, gestionado inicialmente por la propia Logia y en seguida se lo arrendaron a la sociedad Inversiones Palermo de los hermanos Franco y Antonino Parisi, relación comercial que tuvo un abrupto término y como consecuencia de ello el establecimiento educacional le fue devuelto a su propietario.

Tiempo después, el 25 de junio de 2014. el Club de la República le vendieron el terreno en UF 125.000 a unos arquitectos, pero ¡oh sorpresa!, en la escritura pública no se reflejó el modo relativo al destino y objetivo asignado al predio por el municipio cuando se lo vendió,14 años antes, al mencionado club social. Suponemos que por este sintomático olvido los arquitectos brokers, el mismo día y con el mismo notario suplente, firmaron una escritura para traspasar el predio a una constructora que les pagó UF 165.000, produciéndose así la interesante utilidad de UF 40.000 (casi mil millones de pesos) para los sagaces vendedores.

Digamos que, solo con información privilegiada, los más agresivos inversionistas del mercado de valores, en tan poco tiempo, obtienen este tipo de jugosas utilidades.  

La constructora desea levantar en los 14.000 m2 un conjunto armónico consistente en 7 torres habitacionales con 316 departamentos y 365 departamentos, lo que significa obviamente la pronta demolición del colegio, el que es relativamente nuevo, encontrándose en un excelente estado de conservación para que allí se eduquen 1.000 alumnos.

Pero, para disgusto de los relacionados con este negocio, hace algunas horas un profesional, cuyo nombre lo mantenemos en reserva, nos suministró la copia de la promesa de compraventa suscrita el 24 de diciembre de 2013 entre el Club de la República y los dichosos arquitectos, cuyos detalles los omitiremos por considerarlos ajenos al fondo del asunto.

Lo interesante es que en una de sus páginas se lee que el otorgamiento de la compraventa definitiva queda sujeto al cumplimiento copulativo de ciertas condiciones y una de ellas es la certificación de la extinción de la carga modal referida al terreno. Es más, los abogados que redactaron esta promesa fueron muy puntillosos porque al aludir al modo señalaron que éste formaba parte de la escritura pública (26/04/00) de adjudicación por parte de la municipalidad al Club de la República.

Debido a que la Municipalidad de La Reina no ha certificado la extinción del modo, queda de manifiesto que todo lo obrado a partir del 25/06/14 está viciado y como conclusión de ello, por ahora y mientras no se resuelva el intríngulis, el colegio se ha salvado de las picotas y de la retroexcavadora. 

Nos imaginamos que la constructora, asistida por sus abogados, necesariamente tendrá que solicitar una entrevista al alcalde Donckaster para analizar el status de la situación. El Club de la República será una actor relevante en esa negociación y en tal sentido, si no se llega a un acuerdo entre las partes, la contienda se resolverá en los tribunales de justicia.

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