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Actualizado el 25 de Noviembre de 2020

Kume Xipantu-Buen Año

Por lo tanto, no se crea que ya estamos tocando un techo en lo que a defender cultura autóctona se refiere. Las heridas no están del todo cerradas y nuestros presos políticos aún enfrentan una ley retrógradamente antiterrorista.

Por Emilio Antilef
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No es una costumbre mapuche precisamente, celebrar un Feliz año nuevo en diciembre. Pero en las comunidades se festeja igual. Aunque los conservadores -que los hay- lo renieguen, es fácil entre mapuches adherirse a los balances, los resúmenes y los cambios de folio. Los abrazos no están ausentes y no debiera olvidarse que pese a que hay un largo camino hacia aplacar lo que aún permanece en conflicto, este ha sido un año de avanzadas para quienes pretendemos hacer “patria mapuche”.

Es parte de una reflexión que ha cundido incluso entre  artistas , intelectuales y cultores del legado de expresiones originarias,  que son convocados oficialmente en procesos de consulta que han efectuado ministerios como MIDEPLAN o el Consejo de la Cultura y las artes. Especialmente esta última entidad ha marcado diferencias en el trato con lo ancestral y eso ya es motivo de  enhorabuenas que trascienden diversos ángulos y trincheras de quienes se empeñan en defender lo más genuino de nuestras raíces.

De partida, al interior de aquella institución, la  “Unidad de Pueblos originarios” creada este año por la ministra Claudia Baratinni, marca en sí una diferencia política importante como un enclave mapuche encabezado por el reconocido José Ancán. Algo que representa una novedad en el dialogo entre el estado y el indigenismo, y que ha promovido una consulta amplia para que el Ministerio de Cultura en formación realmente tenga el aporte y la presencia de los pueblos calificados de indígena por la ley homónima. Y mal no lo ha hecho. Cada reunión  ha sido instancia de vernos las caras, de presentar quizás las mismas quejas, pero ahora consta que se nos está escuchando y grabando en dimensiones oficiales. Se realiza incluso un precioso nutram -o conversación entre lo nuevo y lo tradicional-. Las voces de la urbe, de lo joven y desprejuiciado, se han colocado en divergencia con los sectores más beligerantes que aún manifiestan su desconfianza y su distancia ante el gobierno de turno. Aun no simpatizando por éste, queda claro que una gestión como la que encabeza la ministra  Barattini, se toma en serio aquello que no hay democracia posible sin incorporar, con hechos y no palabras, la participación de los hijos que llevan el legado más vernacular de Chile.

El mismo legado que la alcaldesa Tohá quiso defender en una consulta local, pero no por ello menos importante y comprometida con la esperanza de reemplazar nombres coloniales, por vocablos en mapudungún, en un lugar tan público como un cerro peatonal. No olvidemos tampoco, que en la novena región, Huenchumilla se ve cada día más empoderado por la presidenta y sus propios peñis

Pero no solo en la política se perciben gratos aires, y en los medios también se marcaron diferencias, como la reivindicación de gastronomía mapuche que hiciera el peñi Callfucura en un reality show, por un lado. Por otro lado la muestra del desarrollo que ha desplegado la cultura mapuche en diferentes medios de comunicación, quedó en evidencia con la última publicación del colectivo Mapuexpress. El teatro municipal de la elite santiaguina también permitió celebrar Wiñol tripantu, con los exquisitos trabajos de un tenor pehuenche y una pianista rapa nui. La televisión por cable por fin muestra la cultura mapuche tal cual es, con el rostro ya consolidado de un Pedro Cayuqueo en el programa Kullmapu. Las librerías NUNCA habían tenido una oferta tan generosa y abundante de nuestra historia como hoy, en que los libros de intelectuales como Ladino y Pairicán agotan ediciones. Hasta el fútbol tuvo espacio para lucir los records y golazos de un Jean Beausejeur Coliqueo y en  poesía, Lienlaf, Chihuailaf, Aniñir y Huenún siguen desparramando renovados versos, cada vez más exquisitos y celebrados, que emocionan hasta al Lonko no asiduo a bibliotecas ni lanzamientos.

Por lo tanto, no se crea que ya estamos tocando un techo en lo que a defender cultura autóctona se refiere. Las heridas no están del todo cerradas y nuestros presos políticos aún enfrentan una ley retrógradamente antiterrorista. Todavía tenemos hermanos que desesperadamente recurren a la violencia , niños amedrentados en ciertas comunidades, pero el cambio y por ende, lo nuevo, es lo siguiente: si en mapudungún hablamos de sueños de autodeterminación y autonomía,  el primer paso hacia esa autonomía es lanzarnos contar nuestra propia historia. Y si ud le da una lectura a esta especie de “lo mejor del año” su objeto es “aclarar”  que ya estamos escribiendo, publicando y mostrando nuestra historia para oídos que la escuchan y ojos que la ven en todos los formatos posibles y esa es la gran razón para ser un mapuche optimista y esperar con abrazos el año que viene.

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