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Actualizado el 25 de Noviembre de 2020

Paternidad y deporte

"Qué rol le cabe a los varones en el modo de pensarse sujetos masculinos en sociedad en relación a una tarea fundamental, pero que nunca es un tema de varones en lo político, pensado en términos tradicionales".

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Se debate mucho sobre los privilegios que tenemos los varones y el lugar que nos cabe en ese proceso de lograr una igualdad. Esta reciente noticia sobre Novak Djokovic, uno de los grandes tenistas actuales, nos permite poner una pregunta sobre el ejercicio de paternidad y como este esconde elementos de privilegio.

¿Qué tendrá de privilegios el tema de paternidad al ser una tarea de renuncia? Se preguntarán. Él dice que la paternidad no alterará sus objetivos ¿tiene alguien que hace la tarea de cuidado? Si él tomara la paternidad como una praxis social y no un hecho biológico tendría que poner en suspenso su carrera deportiva. Las mujeres renuncian o por lo menos ponen una pausa en sus metas personales al llegar la maternidad sin embargo nosotros, al parecer, no lo hacemos.

Siendo el deporte, en cierta medida y visto desde los estudios de masculinidades, una extensión de la guerra en tiempos de paz entonces claramente es una tarea que debe ser ejecutada sin interrupciones y esto es fundamental en la perspectiva de género, que hace una lectura de cómo se dispone, la/s cultura/s, de cuerpos para hacer o no ciertas cosas.

Lo difícil de esto es pensar no en binomios ya reiterados hasta el cansancio sino imaginarse una cartografía (dinámica) cultural de género porque si bien hay ciertas persistencias también hay modificaciones sutiles que no solo por ese hecho son menos importantes de ver, analizar y comprender.

Ciertamente, la paternidad – o más correctamente las paternidades – no es solo un tema de género sino también de clase porque contratar una nana o tener a disposición mujeres que quieran ejercer una maternidad, social incluida, es un tema de clase porque tenemos las amas de leche o nodrizas como hechos históricos que muestra ese proceso. Creo que hay muchos varones invisibilizados que ejercen su paternidad, social también, y ponen en suspenso su carrera y metas personales.

Ahora bien, ¿porque se visibiliza la que no asume la paternidad como un ejercicio? No es un tema de Djokovic o no, ni siquiera con el modo que él personalmente se involucre con su prole sino como mediáticamente son visibles una manera de mostrar la paternidad como ese hecho biológico que muestra que un hombre es hombre a medida que es un ser que es capaz de fecundar y no estar atado a la crianza de su descendencia. Suena, para mí, algo paradojal.

Es cierto que uno de los grandes temas pero nunca lo será un tema de conversación, debate ni reflexión en las grandes arenas políticas. La reproducción biológica y social, y todas tareas asociadas a esta, se encuentran en el seno (dicho en femenino) de la sociedad. Entonces, más allá del discurso familiarista mi punto es qué rol le cabe a los varones en el modo de pensarse sujetos masculinos en sociedad en relación a una tarea fundamental, pero que nunca es un tema de varones en lo político, pensado en términos tradicionales.

Un ejemplo alternativo de paternidad (homoparental) es, aunque no de mi agrado musical necesariamente, el caso de Ricky Martin en donde propone, por lo menos en imagen que representa, una afectividad. Y esto es todo un tema en personajes famosos a medida que las representaciones sociales positivas se tratan de asociar al sujeto. Hasta los dictadores tomando bebes en sus brazos tiene que ver con eso. Entonces, los bebes resultan, desde una mirada crítica, un mecanismo de limpieza de imagen porque el espectador no puede “negarse” a un bebe.

A nivel de políticas púbicas está el proyecto EMPAPATE pero también está la campaña de MENCARE América Latina que busca fomentar la participación  en varones en las tareas de cuidado. Sin embargo, es necesario también de considerar que la práctica no es solo un tema de elección personal porque si no incurrimos nuevamente no mirar las estructuras sociales que condicionan tal práctica. Entonces, la actual estructura social (ISAPRES, Estructural laboral, permisos, etc) nos dicen, a escondidas y con códigos que hay que descifrar, cuales son las tareas positivas para ciertos género. El permiso “paternal” en Chile es un tímido avance en esta línea pero persisten, tanto institucional como culturalmente, una forma de desarrollar las tareas de cuidado en donde tenemos ciertos privilegios pero en donde también se encuentran, aunque invisibilizados, varones que  logran proponer otra forma de ejercitar la paternidad desde la vida cotidiana, no mercantilizada ni con privilegios.

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