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Actualizado el 25 de Noviembre de 2020

Fin del misterio: La Reforma Laboral del Gobierno de Michelle Bachelet

Así las cosas, las declaraciones, columnas y titulares publicadas por la prensa duopólica sobre la reforma exudan un ánimo antisindical y llegan a señalar vicios de inconstitucionalidad en el proyecto de ley, lo que podría conducir a la intervención del Tribunal Constitucional.

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Jaime Ensignia es Director del Programa Internacional de la Fundación Chile 21.

Fiel a su promesa programática de gobierno, la presidenta Bachelet firmó el pasado 29 de diciembre el proyecto de Ley que Moderniza el Sistema de Relaciones Laborales. Bien por el gobierno y por todos aquellos que, desde adentro y desde afuera de la Nueva Mayoría, vislumbran posibilidades de empezar a saldar una deuda con los trabajadores y trabajadoras del país, aun cuando falte mucho recorrido para que jueguen en una cancha pareja con el empresariado.

Tal como sucedió en otros campos de las reformas propuestas por el gobierno, en el caso laboral también se impulsó una campaña para generar una sensación térmica adversa a este proceso. Así pulularon titulares como: “Esta reforma laboral tendrá efectos más severos que la tributaria porque va afectar a las personas”, palabras del  presidente de la SOFOFA;  “Otra reforma, los mismos errores”, columna en El Mercurio del ex ministro de Trabajo de Piñera, J.C. Jobet;  “Es un mal proyecto, y lamentablemente seguiremos en presencia de malos proyectos”, según Andrés Santa Cruz, presidente de la CPC.

En la misma línea, La Tercera en su editorial no tiene matices: “Una negativa reforma para concluir el año”; en tanto El Mercurio titula “Inquietud por la reforma laboral”. Finalmente, el diario El Pulso remata: “Una mala reforma para los chilenos”. Por su parte  Andrés Velasco –quien como ministro de Hacienda del primer gobierno de Bachelet fue un férreo opositor a la reforma- señala en una entrevista en El Mercurio que la reforma favorece tan solo a los sindicalizados.

Así las cosas, las declaraciones, columnas y titulares publicadas por la prensa duopólica sobre la reforma exudan un ánimo antisindical y llegan a señalar vicios de inconstitucionalidad en el proyecto de ley, lo que podría conducir a la intervención del Tribunal Constitucional.

Cabe analizar qué es lo que inquieta tanto a la derecha político-empresarial. Los puntos centrales de la reforma se pueden resumir en: 1) Reconocimiento de la titularidad del sindicato en la negociación colectiva de la empresa; 2) Derecho a los beneficios negociados por el sindicato por afiliación sindical; 3) Ampliación del derecho a la información de los sindicatos, información permanente y relevante para el proceso de negociación colectiva; 4) Prohibición del reemplazo de los trabajadores en huelga, 5) Establecimiento de un piso mínimo para la negociación colectiva.

Cabe recordar que puntos sustantivos para las organizaciones sindicales quedaron fuera de este anuncio gubernamental, básicamente la negociación colectiva por ramas de la producción, en tanto está por verse la negociación colectiva interempresa; las normas referentes al despido del Código del Trabajo -el artículo 159 despido por fuerza mayor y el oprobioso artículo 161 que “por necesidades de la empresa” se presta a infinitas arbitrariedades y prácticas antisindicales por parte de la patronal. En palabras del vicepresidente de la CUT, Norberto Díaz “Esta no es la reforma de la CUT, es la reforma del gobierno, pero es una reforma que vamos a valorar”.

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