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Actualizado el 25 de Noviembre de 2020

Capítulo Tercero: Reforma Laboral

Todos sabemos que el mercado laboral reacciona frente a las expectativas, y generar incertidumbre no hace nada más que postergar decisiones importantes en favor de la creación de más y mejores empleos. Esperemos que el gobierno no siga con la misma intransigencia que ha mostrado en las reformas anteriores, de lo contrario una vez más los afectados serán las familias más pobres del país.

Por José Francisco Lagos
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José Francisco Lagos es Presidente de la Fundación Chile Siempre

El debate público del año recién pasado ha estado marcado sin duda por las reformas propuestas por el gobierno. Ya ha sido aprobada el alza de impuestos de la reforma tributaria, negociada finalmente por ambos sectores políticos, la que lamentablemente ha traído desastrosos resultados en materia económica que nos han llevado a pasar de ser el país que mayor crecimiento tenía de la OCDE en 2013, a ser el país que menos ha crecido de la Alianza del Pacífico en el 2014.

Actualmente se encuentra en plena discusión la reforma escolar, donde tampoco están muy claros los resultados tras las recientes indicaciones presentadas por el gobierno. Una vez más aumenta la incertidumbre para los sostenedores y apoderados que deben dedicarse a defender sus colegios en vez de trabajar para mejorar la educación.

Hace pocos días se ha estado anunciando la inminente presentación de la Reforma Laboral por la Ministra del Trabajo, Javiera Blanco. Sin embargo, el contexto de tal presentación no ha dejado de llamar la atención. En primer lugar, esta reforma cuenta con el apoyo de la presidenta de la CUT, Bárbara Figueroa, lo que en principio pareciera tener a los trabajadores bajo su alero conformes con tal iniciativa.

Sin embargo, no se debe olvidar que era la directiva de la CUT la que en un gobierno que no era de su posición política, manifestaban públicamente su disconformidad con la propuesta de aumento de la remuneración mínima, en cambio cuando este gobierno de su misma afinidad política presenta una propuesta de aumento mucho menor a la del gobierno anterior, plantean que es un “gran esfuerzo”. Tal afirmación parece corresponder más a una complicidad política que a una defensa gremial.

Lamentablemente que el gobierno haya negociado en primer lugar con la CUT antes que con cualquier otro gremio está lejos de dar alguna garantía, pues es de público conocimiento que Bárbara Figueroa es militante del Partido Comunista, institución que es parte del gobierno, y además que la CUT solo representa a un 8,8% del total de los trabajadores del país, por lo que se le estaría otorgando una sobre-representación en desmedro del resto de la fuerza laboral.

Esta reforma muestra bastantes similitudes con las que la han precedido. En los tres casos, diversos expertos tienen profundos reparos con tales iniciativas -por su improvisación o previsibles resultados negativos-, pero el gobierno ha insistido en realizarlas haciendo oídos sordos a las recomendaciones de quienes están más involucrados de dichos temas.

Todos sabemos que el mercado laboral reacciona frente a las expectativas, y generar incertidumbre no hace nada más que postergar decisiones importantes en favor de la creación de más y mejores empleos. Esperemos que el gobierno no siga con la misma intransigencia que ha mostrado en las reformas anteriores, de lo contrario una vez más los afectados serán las familias más pobres del país.

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