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Actualizado el 25 de Noviembre de 2020

De la intención a la resolución

El agua está en el centro del Desarrollo Sostenible y es un elemento crítico para el desarrollo social y económico, para contar con ecosistemas saludables y para la sobrevivencia de las especies.

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Eduardo Ordoñez es Ingeniero Civil Industrial de la Universidad de Santiago de Chile. Máster en Ingeniera en Recursos Naturales de Lincoln University, Nueva Zelanda y candidato a Master en Estudios Ambientales en School of Environment, Enterprise and Development, Universidad de Waterloo, Canadá. Posee amplia experiencia en empresas privadas y públicas, así como en centros de innovación ambiental. Es gerente de Desarrollo de ACCIÓN desde 2010.

El 15 de enero comenzó en Zaragoza, la Conferencia Anual de Naciones Unidas sobre Agua y Desarrollo Sostenible, la que este año se focaliza en la implementación de herramientas financieras, tecnológicas, de formación, institucionales y legales para lograr los objetivos propuestos en la última conferencia de Naciones Unidas por el Desarrollo Sustentable realizada en 2012 en Río de Janeiro. En esa oportunidad, se establecieron desafíos prioritarios tales como la sanidad e higiene; la gestión del recurso hídrico; la calidad del agua, sus riesgos, y los roles de los distintos públicos de interés en la materia, especialmente el que compete a empresas, gobiernos nacionales, locales, sociedad civil, la academia y los medios de comunicación masivos.

Vemos de este modo, que el agua está en el centro del Desarrollo Sostenible y es un elemento crítico para el desarrollo social y económico, para contar con ecosistemas saludables y para la sobrevivencia de las especies. Es clave para reducir enfermedades y mejorar indicadores de salud, de mayor bienestar y productividad, así como en la generación de servicios y beneficios para las personas.

El agua es también fundamental en la adaptación al cambio climático, como elemento crucial entre el sistema climático, la sociedad y el medio ambiente. Pero mientras el macro diagnóstico respecto de la importancia del agua no puede sino ser compartido por todos, 750 millones de personas aun esperan tener acceso a agua potable de calidad y 2,5 mil millones de personas siguen sin acceso a servicios sanitarios. Al parecer estas cifras nos dicen que ya es tiempo de pasar a la acción de verdad.

Desde el punto de vista de la gobernanza, el recurso hídrico hoy está en manos del Estado como bien público en algunos casos y, al alero del mercado en el otro extremo- como es el caso de Chile-. Sin embrago, de acuerdo a los resultados globales, podemos ver que aún hay mucha gente que no comparte los beneficios de contar con el recurso, independiente de quién lo controle.

Naciones Unidas ha propuesto una agenda que busca asegurar agua para todos a través de cinco objetivos: acceso universal, uso y desarrollo sustentable del recurso, modelos de gobernanza equitativos, participativos y responsables, reducción en la contaminación y mejoras en su calidad, y reducción de las tasas de mortalidad y pérdidas económicas, producto de desastres por causas hídricas. Por su parte, el World Business Council for Sustainable Development, cuenta con una batería de herramientas para apoyar a una mejor gestión corporativa del agua, en especial para las sanitarias y a la industria del petróleo y el gas, con iniciativas en infraestructura, reutilización, y la triada agua-energía-alimentos. El Instituto del Agua de la Universidad de Waterloo en Canadá, se enfoca en el uso y la gestión sustentable de los recursos hídricos para el desarrollo de comunidades saludables y prosperas a escala global.

Y el Banco Mundial, financia a gobiernos para resolver problemas de abastecimiento, de sanidad, del agua como recurso, para la generación de hidroenergía y problemas de irrigación, sólo por nombrar algunas.

Todas iniciativas muy alentadoras e importantes en el avance de la investigación y el desarrollo. Sin embargo, no son suficientes. ¿Vale la pena tanta conferencia internacional para discutir sobre la importancia del agua?, ¿sirve tanta declaración y acuerdos entre autoridades y expertos?, ¿nos beneficia en algo tantos recursos invertidos en diferentes instituciones por todo el mundo? La verdad es que sí, son instancias necesarias e importantes de colaboración y desarrollo. Sin embargo, hasta cuándo hacemos esperar a los millones que aún no pueden contar con el agua que necesitan para hacer de sus vidas algo mejor.

De repente lo macro nos aleja de lo micro que es donde realmente debemos apuntar para resolver los problemas reales de nuestro mundo. Es hora de que, además de los discursos y las iniciativas propositivas, pasemos a la acción efectiva y la resolución real de problemas.

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