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Actualizado el 25 de Noviembre de 2020

El Gobierno de la tómbola

Creer que el Instituto Nacional no se verá afectado por esta mala política es simplemente no conocerlo. El Instituto es una institución donde confluyen: padres comprometidos, alumnos con vocación por el estudio y en general buenos profesores. Eliminar un factor, es dejarlo sin alas. Se empieza a cumplir una promesa ministerial: quitar los patines a muchos estudiantes.

Por José Francisco Lagos
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José Francisco Lagos es Presidente de la Fundación Chile Siempre

Recuerdo como si fuera ayer, cuando el año 2005 estaba afuera de la calle Arturo Prat en una fila que bordeaba toda la cuadra, lleno de niños nerviosos acompañados de sus padres que les ofrecían chocolates o algo dulce para que se tranquilizaran. Era octubre y el calor se hacía notar, sin embargo lo que más me impresionaba era ver el enorme edificio con un logo imponente en su entrada. Era el Instituto Nacional.

Era notable ver alumnos de todo Santiago que más que solo entrar en un colegio, ellos y sus familias buscaban otra cosa: una oportunidad. Así se lo escuché muchas veces a mis padres y a algunos amigos. Y en realidad era así.

Hace algunos días, nos enteramos que la Comisión de Hacienda y Educación del Senado despachó el proyecto que pone fin a la selección en los colegios estatales y subvencionados, bajo el argumento que no se podrá “discriminar” en ningún colegio que tenga financiamiento del Estado.

Sin embargo, es bueno ver cuáles son las implicancias prácticas que tiene dicho proyecto. En primer lugar, si de verdad se considera que cualquier selección es discriminatoria, entonces no habría ninguna razón para que el proyecto no haya considerado los proyectos Particulares Pagados, lo que significa que afectará exclusivamente a los más pobres y a la clase media por la simple razón de no poder pagar un colegio Particular Pagado. En Segundo lugar, lo que se le dice a esa familia que no va a tener como opción un Instituto Nacional, es que su hijo tendrá una tarea mucho mayor para entrar a la universidad que quiera a estudiar lo que quiera, en definitiva es una evidente restricción a la libertad.

Siempre es útil entender bien el contexto, un colegio como el Instituto Nacional que obtuvo el lugar 20 en el ranking PSU, si fuera Particular Pagado tendría un costo de en promedio $300.000 mensuales, cifra impensada para una familia vulnerable o incluso de ingresos medios.

Ante la situación anterior, surgen dos cuestionamientos importantes al proyecto del gobierno. En primer término, qué es lo que queremos destacar como sociedad, si el mérito de un alumno que se ha esforzado, le ha ido bien en el colegio y obtuvo un buen resultado en una prueba; o la suerte que tuvo alguien de ser seleccionado aleatoriamente, en una tómbola.

El segundo cuestionamiento es que el proyecto comete un error radical al pensar que favorece a los más vulnerables, porque precisamente hace lo contrario, privilegia el azar. Una buena política para mejorar la educación en todos los niveles sería incentivar con un aumento significativo en su remuneración a aquellos profesores bien evaluados que decidan hacer clases en colegios con un alto índice de vulnerabilidad. Esto podría ser financiado con los 600 millones de dólares que el gobierno pretende utilizar anualmente en reemplazar recursos que ya existen en el sistema educacional.

Creer que el Instituto Nacional no se verá afectado por esta mala política es simplemente no conocerlo. El Instituto es una institución donde confluyen: padres comprometidos, alumnos con vocación por el estudio y en general buenos profesores. Eliminar un factor, es dejarlo sin alas. Se empieza a cumplir una promesa ministerial: quitar los patines a muchos estudiantes.

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