Reportes de Sustentabilidad: de la rendición de cuentas a la ventaja competitiva
El reporte plantea la necesidad de levantar información hasta ahora no considerada en términos de gestión, como suele ocurrir especialmente con aquella de carácter ambiental y social, más allá de los datos de recursos humanos.
Pablo Del Arco Fernández es Consultor de sustentabilidad, con trayectoria de asesoramiento en Europa y América Latina, combinando expertise ambiental, social y de gobierno corporativo. Docente e inquieto escritor en la materia.
Si hay una época del año en que oirán hablar de reportes de sustentabilidad, esta comienza ahora. Probablemente muchos conocerán de que se trata, pero permítanme una breve fotografía, para responder a las siguientes preguntas: ¿qué son? ¿cómo se elaboran? ¿qué aportan?
El reporte de sustentabilidad constituye una comunicación sobre el desempeño de la organización en materia social, económica y ambiental. Este triple alcance acerca de los resultados de la gestión constituye la diferencia esencial frente a otras publicaciones que puedan elaborarse, particularmente en el caso de las empresas, con las prolijas memorias anuales. Si bien, éstas incorporan información no financiera en los casos más avanzados, su foco lo constituyen los resultados económicos. Pero ¿por qué hablamos de organizaciones versus empresas? Los reportes de sustentabilidad no son patrimonio de estas últimas, y pueden extenderse a entidades de la sociedad civil, y organismos públicos, bajo el objetivo común de informar a los correspondientes grupos de interés sobre los resultados de la gestión en las distintas materias.
El proceso de elaboración del reporte incluye dos elementos clave la consulta a los grupos de interés respecto de que temas consideran relevantes para ser informados, y el levantamiento interno de información. Éstos exponen dos de las principales ventajas que entrega el reporte antes siquiera de hacerse público, por un lado la generación de diálogo con los grupos de interés, haciéndolos partícipes y adoptando desde la compañía un enfoque de escucha, y por otro, su valor como herramienta de gestión. Si bien las organizaciones cuentan en general con sistemas de recopilación y monitoreo de indicadores de desempeño, el reporte plantea la necesidad de levantar información hasta ahora no considerada en términos de gestión, como suele ocurrir especialmente con aquella de carácter ambiental y social, más allá de los datos de recursos humanos. De este modo, pueden plantearse metas en ámbitos marginados hasta la fecha, contribuyendo a la sustentabilidad de la compañía.
El estándar de referencia para los reportes de sustentabilidad a nivel internacional corresponde a Global Reporting Initiative (GRI), cuya metodología entrega reglas comunes para quienes deciden dar el paso de transparentar información, fortaleciendo la credibilidad del reporte. GRI plantea una serie de principios a cumplir para la definición de los contenidos y la calidad del documento resultante, así como requerimientos de información obligatorios y otros supeditados a aquellos temas que sean considerados relevantes desde la perspectiva de los grupos de interés y de la propia estrategia interna, conocidos como “aspectos materiales”. La ultima versión de la metodología, GRI G4, busca especialmente que los reportes se centren en éstos, es decir, en reportar aquello que importa y dónde importa. Además, hace énfasis en extender más allá de la organización los límites del escenario a analizar, incluyendo aquellos aspectos materiales asociados a impactos relacionados con la entidad, pero que se produzcan aguas arriba y abajo de sus operaciones, esto es, en su cadena de valor (proveedores, y contratistas, clientes). El tercer gran aporte son los requerimientos de información sobre gobierno corporativo y ética, en línea con la proliferación de legislaciones al respecto.
GRI también entrega un esquema en 5 etapas para la realización del reporte, que permite sistematizar el proceso y contribuye a que se produzca una experiencia fluida y transversal a toda la organización (ver figura).
Aunque previamente he enumerado algunas de las ventajas que entrega el reporte de sustentabilidad, queda aún pendiente completar la respuesta a la gran pregunta, ¿por qué reportar? En la actualidad los grupos de interés tienen cada vez mayor influencia sobre las organizaciones, siendo clave contar con relaciones estrechas, basadas en la confianza, sustentada en gran medida en la transparencia sobre el desempeño de una gestión sustentable. Además, en el caso de la empresa privada, los inversionistas y otros proveedores de capital prestan cada vez mayor atención a la compatibilidad de su inversión en términos sociales y ambientales, por su relación con los riesgos asociados que pueden inhibir el retorno de la inversión.
La proactividad en la entrega de información permite además a las organizaciones adelantarse a posibles incidentes reputacionales, tanto por la adquisición de credibilidad publica como por la mitigación de impactos que se produce gracias a la función de herramienta de gestión que entrega el reporte.
Por lo tanto, no se trata de una mera rendición de cuentas, si no que genera ventajas competitivas. ¿Te sumas?