Los limites de La Tierra
La ciencia es clara al establecer que estamos en medio de la sexta extinción masiva de especies -la primera causada por otra especie- nosotros mismos.
Eduardo Ordoñez es Ingeniero Civil Industrial de la Universidad de Santiago de Chile. Máster en Ingeniera en Recursos Naturales de Lincoln University, Nueva Zelanda y candidato a Master en Estudios Ambientales en School of Environment, Enterprise and Development, Universidad de Waterloo, Canadá. Posee amplia experiencia en empresas privadas y públicas, así como en centros de innovación ambiental. Es gerente de Desarrollo de ACCIÓN desde 2010.
En varias columnas he hecho referencia a la evidencia que da cuenta del cambio climático que ha transgredido progresivamente, los límites que nos permite la Tierra. Tanto así, que los 2°C adicionales que los más de tres mil científicos que forman el Panel Intergubernamental de Cambio Climático pronosticaron para 2100 ya son un hecho, y algunos incluso apuestan a que llegaremos a más de 4ºC, llevando a nuestro planeta a un estado en el que no ha estado hace millones de años.
La ciencia es clara al establecer que estamos en medio de la sexta extinción masiva de especies -la primera causada por otra especie- nosotros mismos, aumentando con ello los riegos de cambios abruptos e irreversibles en el sistema planetario debido, principalmente a la demanda por alimentos, agua y recursos naturales que causan pérdidas severas de biodiversidad y servicios ecosistémicos de los cuales todos dependemos.
La Tierra no se quejó por muchos años pero ya nos muestra señales evidentes del trastorno provocado. El colapso de especies marinas producto de la sobre explotación de recursos como la merluza en la costa atlántica de Canadá en los años 90, afectó la economía y el entorno social dependiente del recurso, poniendo presión además en las especies sobrevivientes. El mar Báltico nos envió otra señal de muerte en 1989, producto de derrames petroleros y sobre explotación de especies. El Ártico nos alerta del derretimiento de sus glaciares y la gran barrera de coral de Australia nos muestra su impacto producto de la contaminación, desarrollo costero y la pesca.
Los últimos 70 años, nuestro impacto en el sistema planetario ha saturado a la Tierra, y ella está respondiendo. Hemos puesto tanta presión a los sistemas que simplemente debemos transitar a una nueva lógica de desarrollo, basada en la innovación y en la sustentabilidad a largo plazo porque el planeta no puede seguir subsidiando nuestra insostenible forma de vida.
En Chile, hemos visto cómo la parte del planeta que nos corresponde está cambiando, altas temperaturas, sequía permanente, extinción de especies, deforestación, avance del desierto, retroceso de glaciares, incluso temperaturas record en la Antártida chilena. Es necesario tomar acciones concretas por parte de todos los grupos de interés–tanto públicos como privados y civiles–, pero no sólo midiendo huellas de carbono, promoviendo paneles solares o reciclando materiales sino que tomando medidas drásticas y estratégicas que aseguren la supervivencia de todos.
¿Cómo hacerlo?, dirá usted. Existen varias formas de generar un desarrollo sostenible para el planeta y la sociedad. Formas de generación, trasmisión y consumo energético más limpias, eliminando la dependencia de combustibles fósiles; cambiando los patrones de consumo sobre los cuales nos movemos actualmente; promoviendo economías cíclicas que apunten a la generación de cero residuos a través de la adaptación de procesos industriales que aprovechen los desechos de otros transformándolos en materias primas; creando modos de transporte más eficientes y limpios, con viviendas más eficientes que regulen las condiciones climáticas a través de materiales de larga duración; erradicando las prácticas de renovación de materiales de todo tipo en el corto plazo.
Todo esto ya está ocurriendo en el mundo, solo hay que buscarlo, adaptarlo y tener la voluntad de transformar nuestras actuales formas de vida y desarrollo, modificando la lógica de ganancia y beneficios de corto plazo por visiones más sustentables de desarrollo e implicando a los diferentes actores a tener un rol activo en este cambio.
Es el momento que los modelos de desarrollo económico sirvan a la sociedad rigiéndose por los límites del planeta.